Relación de la forma y ceremonias con que se recibe el bonete o capelo de Cardenal que envían los Sumos Pontífices a los Príncipes o Infantes.

Dio el despacho a S. A. con cartas de otros Cardenales, bajando de la Capilla de S. M. de oir Misa.

Guía de Protocolo Diplomático.

 

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La Santidad de Gregorio Papa XIII, en 4 de Marzo de 1533, nombró en Roma en público Consistorio por Cardenal de la Santa Iglesia Romana al Sermo. Príncipe Alberto, Archiduque de Austria, hijo del Señor Emperador Maximiliano II y de la Señora Emperatriz Doña María, Infante de España, y a 26 del mismo llegó a Madrid un Correo, que despachó con el aviso el Cardenal Sixto, sobrino del Pontífice; dio el despacho a S. A. con cartas de otros Cardenales, bajando de la Capilla de S. M. de oir Misa.

Estando SS. MM. el Rey y la Reina, el Príncipe y los Infantes y los Sermos. Archiduques Alberto y Wenceslao en Aranjuez, llegó allí a 12 de Mayo el Obispo de Padua, Nuncio ordinario de Su Santidad en la Corte de España, y con él el Conde Aníbal Pepoli, Camarero secreto y muy favorecido de Su Santidad, que había venido de Roma con el bonete y capelo.

Llegó a las ocho de la mañana muy acompañado de su séquito y familia.

Entró en la Cámara de S. A., y allí le presentó el Breve de Su Santidad y el bonete de grana, estando presente el Embajador del Emperador, que se hallaba en aquel sitio; de allí a un rato salió S. A. de su aposento, vestido con sotana y manteo morado y bonete negro, y el colorado le llevó otro Camarero del Papa, que venía en compañía del Conde Pepoli delante de S. A., en una salva de plata, hasta la capilla del sitio.

Sus Majestades estaban en la tribuna baja, y enfrente un sitial cubierto de terciopelo colorado y silla de brocado para S. A., y más abajo un banco cubierto de terciopelo colorado, para el Nuncio, Camarero y el Embajador del Emperador.

Dijo Misa rezada el Nuncio ordinario, y dio a S. A. la comunión.

Acabada la Misa, con poder delegado "ad latere", estando S. A. de rodillas delante de él, y con una sobrepelliz que para este efecto le pusieron sobre la sotana, le dio la primera tonsura.

Acabada esta ceremonia le quitaron la sobrepelliz, y el Nuncio le puso el roquete y el bonete colorado en la cabeza, y después tomó el manteo y muceta, todo morado, por traer luto por el Emperador su padre; hizo reverencia al altar y a SS. MM. y entró donde estaban a besarles la mano.

Sus Majestades abrazaron a S. A. con grandes muestras de amor; la misma cortesía hizo con el Príncipe e Infantes, y el Príncipe Wenceslao hizo la misma ceremonia de agradecimiento con SS. MM.

Sus Majestades subieron al aposento de la Reina, y SS. AA. se quedaron en el del Rey; entre tanto hicieron a S. A. la corona, y se vistió de colorado por primer día, y los Caballeros y criados de la casa de S. M. aliviaron de luto.

De allí a pocos días SS. MM. y AA. fueron a pasar la Pascua de Espíritu Santo en el Monasterio de San Lorenzo el Real, la víspera comulgaron los Sermos. Archiduques, y el día de Pascua temprano vino el Nuncio, Obispo de Padua, y el Embajador del Emperador, y se aposentaron en la hospedería, no lejos del aposento de SS. AA.

A las ocho de la mañana bajaron todos los Caballeros que allí se hallaron al lugar del Escorial, para subir acompañando al Conde Anibal Pepoli, que traía a caballo el Capelo de Cardenal. Venía vestido de colorado, como es de costumbre; apeóse y subió adonde estaba S. A., vestido también de colorado, y la capa de falda larga, asistido del Nuncio, que también tenía capa obispal de falda larga morada, y del Embajador del Emperador.

Su Majestad entró después por otra puerta con el Collar del Toisón, acompañado del Príncipe Wenceslao y detrás el Duque de Alba, también con Collar del Toisón.

Bajaron la escalera acompañados de los Caballeros que allí se hallaban, llevando en medio S. M. y el Príncipe Wenceslao al Archiduque Alberto, Cardenal inmediato, el Nuncio que trujo el Capelo, que llevaba en un bastón cubierto de raso colorido, y delante un macero con las armas de S. A., y detrás de S. M. el Nuncio ordinario y el Embajador del Emperador, y al pie de la escalera aguardaba la Comunidad de los frailes con Cruz y capas, y de esta suerte llegaron a la Iglesia, habiendo estado la Reina, el Príncipe e Infantes viendo la procesión desde un claustro alto.

En entrando en la Iglesia, S. M. dejó al Archiduque Cardenal en el sitial que estaba a la parte del Evangelio cubierto de brocado, con almohadas y sillas de lo mismo, y se fué con el Príncipe Wenceslao por el claustro a los oratorios, donde SS. MM. suelen oir los Oficios.

Enfrente del sitial del Archiduque, al lado de la Epístola, estaba otro cubierto de terciopelo colorado, y el banco de tapicería de bancal para el Nuncio del Capelo y el Embajador del Emperador.

El Nuncio Obispo con la capa de coro, estando en el Altar, comenzó el Himno "Veni Creator Spiritus", que se acabó de cantar con gran devoción en el coro de los frailes, y después, habiéndose vestido de Pontifical, con mucha solemnidad dijo la Misa Mayor con las ceremonias que se acostumbra.

Acabada la Misa, el Secretario del Nuncio Obispo, que se halló allí, leyó un Breve de Su Santidad en que le mandaba poner el capelo de Cardenal en la cabeza de S. A., tomándole primero el juramento acostumbrado, el cual hizo S. A. con sus manos, y luego le puso en la cabeza el capelo con las borlas sobre un bonetico que tenía de tafetán colorado.

Entre tanto se cantó en el coro el "Te Deum Laudamus", y acabado, dio el Obispo la bendición al pueblo; bajóse S. A. al sitial y el Nuncio se desnudó y S. M. volvió con el Príncipe Wenceslao a la Iglesia y llevó al Cardenal Archiduque a su aposento en la forma y con el acompañamiento que vino, excepto la procesión.

Desde allí se fué S. M. a su cuarto, dejando al Príncipe Wenceslao, los dos Nuncios y el Embajador del Emperador con S. A., y después de haber dicho el Nuncio la bendición se sentó a la mesa, y su hermano a la mano izquierda, los Nuncios a mano derecha, y junto al Príncipe Wenceslao el Embajador del Emperador con que se celebró la festividad de este día.

Estando vacante el Arzobispado de Toledo por muerte del Cardenal D. Bernardo de Rojas y Sandoval, Inquisidor General y del Consejo de Estado, presentó el Rey Nuestro Señor Don Felipe III al Señor Infante D. Fernando para el Arzobispado de Toledo a la Santidad de Paulo V, y le suplicó que juntamente le diese el capelo de Cardenal, como lo hizo y se publicó en Roma a 29 de Julio de 1619.

Envió el bonete y capelo y un Breve despachado el mismo día con Monseñor Nuncio Petruzi.

Recibió el bonete S. A. en Madrid, en el Alcázar Real, jueves, 30 de Enero de 1620.

Presentes S. M., Príncipes, Princesa, Nuestros Señores, y Señores Infantes D. Carlos y Doña María.

Hospedó S. M. al Arzobispo de Civita, poniéndole criados suyos que le hiciesen el servicio todo el tiempo que estuvo en la Corte.

El domingo 2 de Febrero de aquel año recibió S. A. el capelo de mano del Cardenal D. Antonio Zapata después de haber dicho la Misa, dando con palabras de grandeza y demostración el parabién a Su Santidad por la elección, y a S. M. por el celo con que había publicado el respeto y veneración que tenía a la Iglesia Romana, y a los Cardenales y Reino de España e Iglesia de Toledo por el fruto que de ello se le había de seguir.