La Sede Vacante. I.

En los primeros tiempos, el gobierno quedaba en manos del clero romano.

Guía de Protocolo Diplomático.

 

Imagen Genérica Protocolo y Etiqueta protocolo.org

SEDE VACANTE.

La Sede vacante la describen muchos historiadores con los más negros colores, porque al morir el Pontífice cesaban todos los poderes, imperando la anarquía más completa. En los primeros tiempos, el gobierno quedaba en manos del clero romano; después, en los de tres dignatarios, hasta que vino a ser patrimonio exclusivo del Archidiácono, que como Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, ejercía y ejerce aun hoy, la autoridad suprema (porque el Camarlengo, el Penitenciario y el Vicario, son los únicos que conservan sus cargos después de muerto el Papa); pero a pesar de que dicho Camarlengo y el Sacro Colegio, administraban justicia, la plebe se insubordinaba siempre; amotinándose de tal modo, que las calamidades, los desórdenes y los escándalos, se multiplicaban hasta lo infinito.

La muerte del Pontífice se anunciaba en Roma haciendo que las campanas tocasen a muerto, mientras los tambores de la guarnición recorrían las calles batiendo marcha. El Magistrado de Roma, abría las cárceles y formaba rondas, en las que tomaban parte los cabezas de familia; y entre tanto, los Embajadores extranjeros y los Príncipes romanos, armaban a sus criados, para poder defender sus casas de los asaltos del populacho dedicado al saqueo, que empezaba por la residencia del Pontífice, que era entonces, como ya hemos dicho, el Palacio de Letrán; saqueo que prohibió Juan IV en el año 898, renovando la prohibición en 1059 Nicolás II, pero con tan poco resultado, que siete siglos después Pío VI, en 1775, tuvo que reiterar la prohibición.

Los habitantes de las ciudades elegían sus Magistrados jugándolos a los dados; escándalo que trató de impedir Clemente XIIIen 1759.

Para abreviar, puede decirse que durante la Sede vacante, el Estado se disolvía, desapareciendo todo principio de autoridad.

La vacante más larga de la Cátedra de San Pedro, o si no recordamos mal, desde la muerte de San Marcelino, mártir (24 de Octubre del año 304), hasta San Marcelo I, mártir (19 de Mayo del año 308), es decir, tres años y siete meses.

Durante las exequias del Pontífice, los Cardenales se reúnen diez veces, según disponen las constituciones de Clemente XIV(1772.)

En la primera Congregación, se leen y juran las constituciones pontificias de Gregorio X, Julio II, Pío IVy Gregorio XV. En esta reunión se rompe el anillo del pescador que sirve para sellar los Breves, y el de plomo, con que se sellan las Bulas; y el Datario entrega la caja con los memoriales pendientes.

En la segunda, se confirman los empleos públicos y se confiere el cargo de custodiar el Cónclave, que algunas veces se ha confiado a un Embajador extranjero; pero que hoy es patrimonio de los Príncipes Chigi, que se titulan Mariscales perpetuos del Cónclave.

En la tercera, se elige un confesor para el Cónclave; (con esta reunión debe coincidir el entierro del Papa).

En la cuarta, se nombran los médicos y el farmacéutico del Cónclave.

En la quinta, se nombra el barbero.

En la sexta, se sortean las celdas para los Cardenales.

En la séptima, se hacen las peticiones; por ejemplo, el Cardenal que desea tener un conclavista más, lo pide en esta Congregación.

En la octava, se nombran dos Cardenales que deben inspeccionar la entrada de los sirvientes y dependientes en el recinto del Cónclave.

En la novena, se eligen tres Cardenales para velar por la perfecta clausura del Cónclave.

Y en la décima, los Cardenales que no han recibido el diaconado, presentan el Breve de dispensa para tener derecho do entrar en el Cónclave.