Lectura. Temas para mayores.

Una persona es tanto más interesante cuanto más se interese ella misma por las cosas.

Ediciones de la Sección Femenina, Departamento de Cultura. 1.955

 

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Convivencia Social. Formación Familiar y Social. Tercer curso.

La muchacha interesante.

Una persona es tanto más interesante cuanto más se interese ella misma por las cosas.

Una persona que lee diariamente la prensa y que puede comentar con sus amigos la política, los artículos, o las noticias, ya tiene una base para que su conversación resulte interesante entre personas adultas.

Una persona que cultiva el estudio de la música, que puede interpretar algún instrumento, que canta o que baila, es una persona de mayor interés, más sociable, más valiosa para los que la rodean. Basta con que ella sepa gustar de la música; basta con que sea conocedora de autores musicales y de sus partituras; basta con que disfrute escuchando la música para que exista una comunicación espiritual, un lazo de unión, una afinidad sociable, unificadora, espiritual e intelectual.

¿Qué decir de la pintura, de la escultura?

Que benefician a quien se aficiona, proporcionándole ratos de diversión apasionada. Que estas personas aumentan con su inquietud artística y sus posibles logros en el terreno del arte, el caudal artístico. Que emplean su tiempo en la busca, en la lucha por la belleza plástica, sea cual sea el camino por donde la persigan...

¿Qué se deriva de ello para el aficionado? Una afirmación de su propio yo. Un aumento de personalidad y carácter.

¿Y qué decir de la afición a los deportes, a las labores manuales, a las flores, a la cocina, a la repostería?

Todas las aficiones, si son sinceras, cautivan y atraen. Y quien las cultiva se entretiene y aleja de sí el aburrimiento, irradiando, en cambio, animación.

¿Cómo aficionarse?

La adolescencia está llena de interés apasionado por las cosas. Y antes de que llegue la juventud con su "yo" escueto, dominando todo el campo sentimental, es preciso que la adolescencia haya almacenado vocación por las "cosas". Y que estas cosas intelectuales o espirituales o materiales, estos motivos de interés, ocupen tanto lugar en la personalidad, sean tan avasalladores que desplacen el amor exagerado del "yo". Que desplacen la pura contemplación hacia adentro y la pura inquietud que de esta contemplación se deriva: que es la esencia de muchas personas jóvenes, aburridas, inquietas, siempre a la busca de diversión difícil, cara, insustancial y peligrosa.