Reglas a observar en las visitas.

Una visita debe regirse por unas simples reglas de cortesía para evitar que sea inoportuna o molesta.

La urbanidad en verso. 1851.

 

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Reglas a observar en las visitas.

En una casa en que a más del dueño hay otras personas, con relación al saludo y al despido ¿qué practicará Vd.?

Siempre que en alguna casa
me tenga que presentar,
y vea que a mas del dueño
en ella otras gentes hay;
al entrar saludaré,
a todos en general,
dirigiéndome en seguida
al dueño en particular;
y después de preguntarle
por su salud y además
por la de los de su casa,
me informaré en general
de la salud de las otras
personas que allí estarán.

El despido debo hacerlo
del dueño en particular,
y en seguida de las otras
personas en general.

Y las personas de la casa, ¿permanecerán sentadas siempre?

Cuando yo llegue en el sitio
en que reunidos estén,
y cuando iré a despedirme,
deberán ponerse en pie.

¿Qué asiento tomará Vd. después de haberle invitado a sentarse?

Al entrar en una casa
he de aceptar el asiento
que se sirva destinarme
la señora o bien el dueño;
que escoger otro mejor
entre los otros no debo,
y faltará a la modestia
con faltar a tal precepto.

¿Cuáles son los acciones más inciviles que deberemos evitar estando entre personas de respeto?

Las acciones que entre gentes
que hayamos de respetar
deberemos evitar
atentos, son las siguientes:
la cara o manos limpiarse,
aunque se haga con pañuelo,
tocarse o aliñarse el pelo,
y aun mucho, más rascarse;
por medio de otros pasar,
asentarse recostado,
tener la silla de lado
o la espalda a otros dar;
hablar a otro en secreto
o a solas con él reír,
a otros contradecir
perdiéndoles el respeto;
remedar cualquiera acción
de los demás circunstantes,
usar de dichos picantes
que tengan doble acepción;
tomarse la libertad
de mirar lo que otro hiciera,
en especial si no hubiera
con aquel intimidad;
con el dedo señalar
a otro de la reunión,
oponer interrupción
en lo que alguien vaya a hablar;
y por último, dormir,
soltar grandes carcajadas,
dar en el suelo patadas,
y hacer los dedos crujir.

Por detrás de las personas
no siempre se ha de pasar;
pues pasar por medio de ellas
lo exige la urbanidad
siempre que a tales personas
se hubiere de incomodar,
aunque muy poco fuese,
yendo a pasar por detrás;
pero en tal caso también
aquel que lo efectuará
debe pedir al concurso
se sirva disimular.