Carta de un padre a un hijo aconsejándole que no se case.

Carta de un padre a un hijo dándole razones por las que no debe contraer matrimonio.

Novísimo manual epistolar o colección completa de cartas familiares y de comercio.

 

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Carta de un padre a un hijo aconsejándole que no se case.

Sr. D. Carlos T.

Loja.

Estepona 27 diciembre de 185..

Amado Carlos:

He leído a tu madre tu carta del 15 y ambos hemos meditado muy seriamente sobre el contenido de la misma. Nuestro deseo hubiera sido poder contestar a ella de un modo satisfactorio a tus deseos; pero permite que lo diga, no hemos considerado prudente hacerlo así por los motivos que paso a exponer.

Para contraer matrimonio con probaiidades de buen éxito, son precisas dos cosas que tú todavía no cuentas. En primer lugar, una edad adecuada y además una posición sólida que pueda proporcionar con alguna holgura el sustento a los esposos y a sus hijos si Dios se lo concede. Tú, Carlos, aun no tienes veinte años y por otra parte ahora comienzas tu carrera. ¿Con qué garantías podrías contar pues, para no verte algún día presa de la escasez o de la miseria?

La señorita de que nos hablas, salvando su honradez y demás circunstancias que pueden hacerla recomendable, tú mismo confiesas que carece de dote, por consiguiente no puedes contar con su auxilio para llenar el vacio que hay todavía en tus intereses. Asi es, hijo mío, que bien considerado no es prudente en modo alguno, ni conviene por ningún estilo, que por ahora pienses en contraer matrimonio. Si tus deseos son tan vivos si la señorita te quiere como tu supones, no veo inconveniente en que ambos aguardéis algún tiempo en ver cumplidos vuestros votos. Durante este tiempo, a medida que crecerás en edad y conocimientos, con una aplicación bien entendida puedes llegar a labrar los comienzos de una fortuna y entonces ya la cosa variará de aspecto.

Estos son los consejos de un padre que siempre se ha desvelado por tu felicidad; créelos hijo mío, ellos te llevarán por buen camino; la voz de las pasiones en tu edad es muy temible, escucha por consiguiente la de un anciano que también ha sido joven y que cuenta con el tesoro de la experiencia.

No quisiera que mi carta te afligiese; dlme si te convencen mis razones; tal vez si así no fuese encontraría muchas otras para lograrlo.

Recibe un tierno abrazo de tu padre que te ama,

F. de T.