Carta de una sirvienta a su amiga pidiéndole una colocación para otra amiga.

Carta de una sirvienta a su amiga pidiéndole una colocación para otra amiga.

Novísimo manual epistolar o colección completa de cartas familiares y de comercio.

 

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Carta de una sirvienta a su amiga pidiéndole una colocación para otra amiga.

Sra.Josefa Riogrande.

Zaragoza.

Valencia 3 de junio de 185..

Paquita:

Las mujeres en todos los países somos ¡guales; lo mismo en Valencia que en Zaragoza, tanto en las provincias como en la corte. Yo de mí se decirte que he recorrido casi media España en busca de mi talismán, o sea de unos amos amoldados a mi carácter; pero siempre erre que erre, las señoras mayores, recelosas, avaras y desconfiadas, las señoritas algo más soportables si no les dominara el orgullo de su hermosura que no se aviene tampoco con mi genio presuntuoso, porque si he de decir la verdad en cuanto a hermosura no cedo a nadie; así es que he hecho voto de que no quería colocarme en casas donde mi sexo forme plural.

Sea dicha la verdad, Pepita, todo cuanto te he expuesto de las señoras, no debes aplicarlo a los señores, ni menos a los señoritos; mas como nuestra nave es tan frágil que a un ligero soplo puede estrellarse contra una roca si un piloto muy juicioso y perito no procura alejar el fuelle que la agita, creo que no es prudente, ni de mujeres envidiosas de su buena reputación, entrar al servicio de aquellos; así es que me he colocado de mayordoma del ilustre prior de S. Juan, sujeto sexagenario ya y nada regañón, con el que vivo muy de acuerdo, y puedo considerarme la señora de la casa.

Celosa mi amiga Manuela de la encumbrada posición en que me ve, y convencida de todos los inconvenientes que dejo expuestos, devora su rabia a solas, sofriendo continuos ataques de nervios y repetidas jaquecas, cuyas enfermedades me dan serios cuidados, diciendo en los momentos de delirio, que solo una colocación igual a la mía sería bastante a curarla de las dolencias que la mortifican. Y por ello es que me dirijo a tu amistad, para que en favor de una de nuestras camaradas que se halla en inminente peligro por las impertinencias de los amos, averigües si en ese priorato de S. Juan resulta vacante la plaza de mayordoma mayor, porque en este caso restituirás la vida a Manuela, cuya convalecencia será pronta y eficaz, y prestarás un nuevo servicio a tu inseperable amiga y compañera.

Espero tu contestación inmediatamente, porque estoy resuelta a escribir a las otras amigas de las provincias donde existen prioratos, si no es posible colocar a Manuela en el de esa ciudad.

Teresa, Antonia, Manuela la del Caminero y demás amigas te saludan cordialmente lo propio que tu

Pepa.