Me invitan, te invito

Las invitaciones son, en algunas ocasiones, una forma de establecer una relación personal, comercial o profesional

 

Invitacion. Invitacion a un banquete. Matt Biddulph

¡Quiero que me inviten! Invitar para socializar

Establecer nuevas relaciones sociales

Participar en cualquier tipo de acto social es una forma de establecer nuevas relaciones y conocer gente nueva; también es una forma de mantener las relaciones que ya tenemos con amigos, conocidos, familia, etcétera.

Es mucho más común de lo que parece comprobar cómo algunas personas desean ser invitadas a un acto o evento especial, por la razón que sea. Generalmente, suelen tener un interés en conocer a una o varias personas, o bien solo quieren ser vistas y disfrutar de esa celebración o encuentro.

Cómo conseguir que nos inviten

Cuando se organiza un acto o evento, si no conocemos a los anfitriones, es habitual utilizar a terceras personas para que medien y consigan esa invitación tan deseada para nosotros. Pero, tengamos en cuenta, que no es bueno forzar las situaciones. Conseguir una invitación, en determinados casos, puede acarrear poner en un gran compromiso a la otra persona, e incluso al propio anfitrión. No es correcto hacer este tipo de peticiones generando compromisos a alguno de nuestros amigos o familiares.

Una invitación se hace, por parte del anfitrión, por motivos muy determinados en función de la finalidad que quiera dar a su evento o reunión. No solo se invita por amistad, sino que hay invitaciones por interés y por conveniencia, muchas más de lo que la gente cree -actos benéficos, presentación de un invitado especial, etcétera-.

Por eso no nos puede extrañar que fulanito de tal no nos invite a una reunión de empresarios en los que se hablarán temas profesionales, si no somos un empresario, aunque seamos muy amigo del anfitrión. O a una reunión de escritores y editores o cualquier otro encuentro con una finalidad concreta. De la misma manera, puede que no seamos invitados a una celebración familiar, en la que solo participan familiares, cuando nosotros no somos familia del anfitrión.

Es muy probable que a una persona le pueda interesar estar en un encuentro o evento de los citados anteriormente -por ejemplo, para poder ampliar su agenda de contactos-; pero también debe comprender las razones por las que no ha sido invitado. En estas situaciones debemos comprender al anfitrión y no ponerle en un compromiso, ni a él, ni a una tercera persona que interceda por nosotros.

Organizar un encuentro privado

Si es muy importante para nosotros conocer a una persona, una buena opción sería organizar un encuentro otro día, con el beneplácito del anfitrión, convocando a las personas con las que nos interesa charlar, creando una lista de invitados que respondan a nuestras preferencias, que sean compatibles y afines entre ellas, para lograr un encuentro cordial y afable.

No debemos utilizar las invitaciones como un arma arrojadiza, ni como una moneda de cambio, aunque haya algunas personas que si lo hagan. No debemos imitar los comportamientos maleducados de otras personas. Aunque haya gente que lo piense y lo haga, no todo vale en las relaciones sociales. Es posible, si no tenemos un comportamiento correcto o apropiado, que nos "caigamos" de muchas listas como invitado.