El modo de escribir las cartas.

Los tratamientos, los cumplidos, los márgenes que se han de dejar en el papel, el lugar y modo de la firma ...

Reglas de la buena crianza civil y cristiana.

 

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Las reglas que hay sobre este tema son infinitas y muy diversas según el país y los sujetos que escriben, y aquellos a quienes se escriben las cartas; los tratamientos, los cumplidos, los márgenes que se han de dejar en el papel, el lugar y modo de la firma, todo esto depende de la dignidad de las personas, del obsequio que se les quiere manifestar y del estilo admitido corrientemente.

Y así dejado todo esto, porque fuera cosa larga y prolija, solo se advierte que el estilo no ha de ser florido, ni remontado, sino liso y natural; pero no por eso, destituído de nervio y elegancia, porque la carta no es otra cosa que un recado o un cumplido que hacemos en escribir a una persona ausente, y lo hemos de ajustar del mismo modo que si lo hiciésemos a boca personalmente.

Escribiendo al Papa has de ponerle al alto de la carta el título de "Santísimo Padre", y en el cuerpo de la carta "Vuestra Santidad", o "Vuestra Beatitud". Al Rey solo se le pone a lo alto de la carta el título de "Señor", y dentro de la carta "Vuestra Majestad". A los príncipes de la sangre se pone arriba "Serenísimo Señor", y en el cuerpo de la carta "Alteza Real". En las firmas de estas cartas no se pone otro cumplimiento que "A los pies de Vuestra Beatitud", o "A los pies de Vuestra Majestad" o "A los pies de Vuestra Alteza Real", y abajo el nombre y apellido de la persona que firma la carta. A los Grandes de España, Embajadores, Ministros y Consejeros de Estado, Capitanes Generales del Ejército, Tenientes Generales, y demás de igual carácter o representación, has de poner a lo alto de la carta abreviado en esta forma "Excmo. Sr." (Excelentísimo Señor) y en el cuerpo de la carta "V. Exc." (Vuestra Excelencia).

A los Cardenales de la Santa Iglesia Romana "Emmo Sr." y en el cuerpo de la carta "V. Emcia." (Vuestra Eminencia). A los Arzobispos, Obispos y Consejeros de la Cámara de Castilla "Ilmo. Sr." (Ilustrísimo Señor) y en el cuerpo de la carta "V.S. Ilma." (Vuestra Señoría Ilustrísima).En la firma de estas cartas se estila el cumplimiento de "Excmo. Sr." o "Emmo. Sr.", o "Ilmo. Sr.", y más abajo "B.L.M. de V. Exc." o de "V. Emcia." o de "V. Ilma", su más rendido, o afecto, u obligado servidor, u otros semejantes adjetivos, según las circunstancias del que escribe, y luego después en la otra línea, el nombre y apellido. Pero debes advertir que con esta clase de personas, aunque no se ponga arriba el título de Ilustre Señor, se empieza sin embargo la primera línea de la carta por "Muy Señor mío", y se concluye abajo antes de la firma con el cumplimiento de B.L.M. de V.S. su más afecto servidor. (Nota: B.L.M. = Beso La Mano).

A los marqueses, condes, barones, abades, consejeros y otras personas ilustres, no se estila ponerles título arriba, sino tratarles de "señoría" en el cuerpo de la carta abreviado de esta manera "V.S.", y a los demás de "usted" o "tú", conforme te lo permita la familiaridad que tuvieres con ellos.

Procura no ser molestamente largo en las cartas; expresa en breves claúsulas y sucintas expresiones, lo que se te ofrezca decir.

Si respondieres a alguna carta que hayas recibido, cita la frase de ésta; y si fueren varios los asuntos, responde por capítulos con distinción y claridad; y será bueno que no lo hagas por "a cápite" en cada uno.

Si fuese menester señalar a la persona que escribas, el día en que ejecutaste o esperas ejecutar el encargo que te hizo, no lo has de hacer por el día de la semana, como domingo, lunes, etc. sino por el día del mes, como "el día 20 del corriente, dí cumplimiento etc." o "el día 12 del mes que viene tengo determinado etc.".

Bien puede decirse ayer, o antes de ayer, y mañana o después de mañana. De esta manera siendo segura la fecha de la carta, excusas a la persona a quien escribes, la molestia de haber de recurrir al calendario para averiguar el día fijo de las citas.

Es menester escribir sin afectación, y del mismo modo, que hablarías en una conversación particular, y por esto has de procurar seguir un estilo breve, liso y limpio, acomodado al asunto y a la persona a la que escribieres. Y advierte, que si escribieres un billete o esquela, has de entrar desde luego el asunto que ha de contener, explicando tu pensamiento con un aire alegre e ingenioso. El estilo debe ser vivo y sucinto, simple y natural, pero sin bajeza. Se acaba el billete con un modo sencillo, que no parezca estudiado, y en cuanto sea posible haz que encierre alguna cosa que pique agradablemente al corazón o al espíritu, o a las dos a un mismo tiempo.

Si a la persona a quien escribes es muy superior, sería faltar al respeto que le debes, rogarle que salude de tu parte a otros, o darle otra comisión semejante; esto solo puedes hacerlo con sujetos iguales, o un poco superiores a tu estado; y aún cuando lo hagas, ha de ser siempre con modo y cortesía.

Sobre este punto de escribir cartas hay tantas cosas que prevenir sobre el margen, sobre la firma y otras circunstancias que fuera asunto prolijo apuntarlo. Has de conformarte al uso y pregúntalo a personas entendidas en esto, ocurriéndote alguna dificultad, antes de determinarte a alguna cosa irregular.

No será malo tocar ahora dos palabras del modo con que se han de recibir las cartas. Si la persona que te entrega una carta, billete o papel es de calidad y distinción, y por esto digna de tu respeto, y te la da estando solo, has de tener cuidado en dos cosas. La primera, si esta carta o papel es tocante a cosas tuyas, que fácilmente lo conocerás, no la has de abrir ni leer en su presencia. La segunda, ver si contiene cosas convenientes a aquella misma persona, porque entonces has de abrir y leer la carta en su presencia, haciéndola algún cumplimiento sobre el que le dejas sin conversación durante el tiempo que has de estar leyéndola.

Si te dan carta, billete o papel cuando estés en compañía de otros, es cortesía leerla alto, si puede hacerse sin interrumpir la conversación, pero porque puede haber en esto algún incoveniente, como fuera, pongo por caso, el revelar algo que ha de estar secreto; el tocar la carta en algún punto en cosas de los que están en la conversación u otras materias que no pueden comunicarse; vale más, si el asunto trae prisa, excusarse y pedir permiso cortésmente a la compañía para ir a despachar a la persona que te dió la carta, el billete o papel, y levantándote, si estuvieres sentado, apártate un poco para leerla, y da la respuesta que tuvieres por conveniente, advirtiéndote que no será impropio que digas a la compañía, cuando volvieres a ella, lo que pueda decirse, particularmente, si fuere alguna noticia, a fin que no parezcas ser misterioso, ni reservado, lo que en todas las ocasiones es defecto grande.

Por lo mismo, has de guardarte mucho de imitar ciertas personas, que habiendo comenzado a leer alto una carta, llegan a alguna claúsula delicada se detienen o leen entre dientes, lo que es ofensivo, y según que circunstancias y ocasiones, impropio para la compañía en que estás.