El comedor: situación y elementos

El comedor de una, para hallarse bien situado, debe estar cerca de la cocina o bien puede estar en la propia cocina, cuando el tamaño de la estancia lo permita

El observador. Madrid, 1850

 

Comedor. Cocina y comedor foto base Victoria_Borodinova - Pixabay
 

La estancia del comedor: su mejor situación en una casa y los muebles que debe tener

Aquella urbanidad

El comedor de una casa, para hallarse bien situado, debe estar cerca de la cocina.

Aunque las personas dueñas de la casa sean personas pudientes, los muebles de esta estancia deben ser sencillos y elegantes. Se suelen reducir regularmente a una mesa redonda de caoba, de cerezo u otra madera más ordinaria, según los grados de fortuna de cada familia. La mesa deber ser colocada en medio de la sala, cuando la estancia es grande, y arrimada a la pared cuando la habitación es pequeña. La mesa del comer debe estar cubierta con un tapete o hule.

Los muebles que pueden completar la decoración de un comedor  suelen ser un aparador de mármol o de madera y una cuantas sillas de paja o de madera de mejor calidad, según sea la capacidad económica de los dueños de la casa.

También es muy recomendable que haya en el comedor un gran alacena abierta en uno de los lienzos del muro. En la medida de lo posible, es bueno contar con una despensa u oficio que donde guardar la vajilla fina y otros objetos que no se usan a diario, en la que se guardarán además las más diversas provisiones de alimentos como: azúcar, especias, legumbres finas, confituras, conservas, frutas secas, etcétera. El ama de casa la revisará con frecuencia y se será la encargada de custodiar su llave.

La forma de poner la mesa

La vajilla de plata se acomodará en una caja dispuesta al efecto. En otra caja se colocarán los cuchillos de mesa que solo sirven de vez en cuando, reuniéndose los que se usan diariamente en el cestillo de los cubiertos. Cada servilleta tendrá un anillo -aro o servilletero- con el nombre o cifra de la persona que vaya a utilizarla. Las servilletas se colocarán con el mantel en una canastilla de mimbre. Por último el pan, ya cortado, se sacará a la mesa en una cestita limpia, si no puede ser elegante, guardándose los restos en otra más sencilla, y aprovechándolos en varios usos cuando hubiere una cantidad suficiente.

El ama de casa debe proporcionar todos los objetos propios al buen orden de la mesa. Si su economía o su posición se lo permiten, no debe renunciar al lujo, disponiendo de elementos y viandas de gran calidad.

Todas estas 'brillantes superfluidades' son tan numerosas, que suelen ser de escaso interés su descripción a la mayor parte de las personas que nos creemos dispensados de enumerarlas.