La correspondencia en la vida social. Primera parte.

El papel puede timbrarse con nombre, apellido y dirección o con el nombre e iniciales solo.

Arte de Saber Vivir - Prácticas Sociales. Ed. Prometeo.

 

Imagen Genérica Protocolo y Etiqueta protocolo.org

La elección del papel y la redacción de la carta.

La cuestión de la correspondencia es importante siempre en el arte de saber vivir.

Empecemos por la clase de papel. Éste ha de ser elegante, distinguido e impregnado del mismo perfume que acostumbra a usar su propietaria. Las jovencitas pueden permitirse emplear papeles con dibujos; las señoras que se acercan a los treinta han de gastar un papel de seriedad irreprochable.

Los colores chillones, amarillo, rosa y verde deben evitarse. El gris es distinguido, lo mismo que el malva claro, pero el papel blanco o hueso de buena calidad es preferible en todo caso.

Hay quien exagera el luto para escribir en papel negro o violeta; recomendamos solo un filete gris a su alrededor o solo en el ángulo izquierdo. El papel puede timbrarse con nombre, apellido y dirección o con el nombre e iniciales solo. Poner lemas, retratos, etc., resulta poco serio. Las cartas deben contestarse dentro de los ocho días en que se han recibido, y antes si se trata de un asunto urgente o la cortesía obliga a ello.

El encabezamiento de las cartas depende del grado de confianza. La palabra "querido" está autorizada entre amigos y personas de igual condición o familiaridad. Una señora puede usar, dirigiéndose a un caballero de su amistad: " Querido señor y amigo o Querido señor ". Querido amigo es de mucha intimidad. En casos de etiqueta se emplea " Muy señor mío ".

Si se dirige a una persona que posee título, se dice: " Señor General, Señora Condesa o Querida Marquesa, Distinguido señor Duque ".

"El encabezamiento de las cartas depende del grado de confianza"

A las princesas se les puede escribir por elegancia, dándoles su título solo: Princesa.

En cuanto al estilo depende del talento de la que escribe; debe cuidarse siempre y ser más o menos breve, según el caso y la confianza que medie. Aconsejamos lo conciso. No se debe obligar a un indiferente a leer una larga carta; en caso de necesitar más de cuatro carillas, se añade otro pliego. Jamás se ha de cruzar lo escrito ni emplear medios pliegos.

Se empezará la carta hacia la mitad de la primera carilla, y en la tercera parte cada una de las siguientes, sin aprovechar demasiado el papel ni exagerar los blancos que se dejan. Las abreviaturas no se usan nunca.

La letra debe ser clara, que se lea con facilidad; la escritura a máquina tiene la ventaja de poder dictar las cartas al secretario, hasta para las personas de intimidad, etiqueta o que pertenecen a la familia, a todas las cuales es de rigor escribirles directamente.