Capitulo de la Orden del Toisón de Oro, para cuando Su Majestad le da, y juramento que hace el que le recibe. Parte I.

Alfómbrase la pieza donde se debe celebrar, que suele ser la Cámara donde Su Majestad da las audiencias ordinarias.

Guía de Protocolo Diplomático. 1886.

 

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Capitulo de la Orden del Toisón de Oro, para cuando Su Majestad le da, y juramento que hace el que le recibe.

Su Majestad, como Soberano, señala hora para el Capítulo, y un día antes el Canciller de la Orden, acompañado del Tesorero, Grefier y Rey de armas del Toisón, lleva al Príncipe, Infante o Caballero que le ha de recibir, un libro de los Estatutos, y le informa de las ceremonias con que se ha de celebrar este acto y juramento que ha de hacer, y el Rey de armas le entrega una relación de todo, y también corre por su cuenta el hacer saber a los Caballeros que están en la Corte el día y hora señalado para que se hallen en el Capítulo.

Alfómbrase la pieza donde se debe celebrar, que suele ser la Cámara donde Su Majestad da las audiencias ordinarias, y pónese una silla para Su Majestad, arrimada a la pared, y por los lados unos bancos cubiertos de bancales de tapicería, y otro banquillo para los Oficiales de la Orden enfrente de la silla de Su Majestad, que no se cubre cuando se halla de Capítulo o da el Toisón el Soberano; pero cuando le da otro Caballero, se cubre, como los demás, de tapicería de bancales.

Conforme las ceremonias de Flandes y Alemania, el collar se sirve en almohada; pero en España se ha practicado servirle en una fuente, y para en adelante se observará lo que Su Majestad fuere servido resolver.

Al lado derecho de la silla ha de estar un bufete con sobremesa, y en él, cerca de Su Majestad, un misal abierto, con una cruz, y a la otra parte del bufete una almohada, y encima el collar que se ha de dar al que hubiere de recibir el Toisón.

Su Majestad sale con el collar de la Orden, y detrás el Caballerizo mayor y primer Caballerizo, que trae el estoque para que se sirva el Caballerizo mayor.

En la pieza donde se celebra han de estar sólo los Caballeros del Toisón, sentados por su antigüedad, y cuando hay Príncipe o Infante que es de la misma Orden, precede a todos en los bancos; los cuatro Oficiales en su banquillo.

Su Majestad se quita el sombrero a los Caballeros, toma la silla y los manda sentar y cubrir, y a los Oficiales que se sienten, y no se cubren, quedándose así cuando se halla allí el Soberano; pero cuando está ausente, se cubren como los Caballeros.

El Caballerizo mayor se queda en pie, arrimado a la pared, al lado izquierdo de la silla de Su Majestad, cerca de la puerta por donde entró, y el primer Caballerizo arrimado a la pared, al lado izquierdo de la puerta.

Su Majestad manda al más moderno de los Caballeros que salga a la antecámara, donde aguarda el que ha de recibir el Toisón, a preguntarle si ha leído o visto los Estatutos y juramento que ha de hacer, y si está presto a cumplir lo que por ellos se manda, y si ha sido armado Caballero; y hecha reverencia, sale acompañado del Canciller.

El que ha de recibir el Toisón responde que los ha visto y está determinado de guardar lo que por ellos se manda, y con agradecimiento y estimación a la honra y elección que Su Majestad ha hecho en él, y si ha sido armado Caballero o no.

El Canciller se queda con él, y el Caballero vuelve a dar a Su Majestad la respuesta, y Su Majestad le manda que vaya por él.

Los Caballeros y el Canciller entran por medio de los bancos, y hechas las reverencias a Su Majestad, después de sentado y cubierto el padrino, y sentado el Canciller con los Oficiales, queda en pie el que ha de recibir el Toisón delante de Su Majestad, y ha de leer un papel que le entrega el Rey de armas, con las palabras contenidas en el Capítulo LII de los Estatutos, que son las que siguen:

"He entendido cómo por particular gracia y merced de Vuestra Majestad he sido elegido y nombrado por Caballero cofrade de su Orden y amigable Compañía del Toisón de Oro; tengo esta elección por honra muy grande, y la he aceptado con el acato y agradecimiento debido, y por ello doy a Vuestra Majestad gracias muy humildes. Aquí estoy aparejado a obedecer y hacer tocante a esta Orden todo aquello a que soy obligado."

A lo cual manda Su Majestad responder por el Canciller, el cual sale de su asiento, y estando delante del bufete en pie, dice lo que sigue:

"Nos, por la fama de vuestros méritos y la confianza que tenemos de que no sólo procuraréis el conservarla, pero también de acrecentarla, así por nuestra propia alabanza que para la común dignidad y honra del nombre de Caballero, os hemos elegido y nombrado para que seáis perpetuamente, con el favor de Dios, Caballero cofrade de la Orden y amigable Compañia del Toisón de Oro; y así habréis de jurar los Capítulos que os serán leídos."