Las reglas de cortesía en las visitas. I

Las visitas se pueden hacer por diversos motivos, pero todas deben guardar una reglas de cortesía que las hagan agradables y amenas

La urbanidad en verso. 1851.

 

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Las reglas de cortesía en las visitas

¿Qué cosas principales tendrá Vd. presente al ir a visitar a una persona notable?

Si he de hacer una visita
a una persona elevada,
ya sea por su carácter,
ya por ser de noble casa,
llamaré con suavidad,
y cuando el criado salga,
le diré si la persona
que he de ver, visible se halla.

Si respondiere que sí,
haré que de mi llegada
de noticia a la persona
por quien preguntado le haya.

Y hasta tanto que el criado
entrar en la sala me haga,
o hasta que a recibirme
la dicha persona salga,
estaré en pie y descubierto
de cabeza en la antesala,
sin pasearme, ni indicar
que me impaciento si tarda.

Al llegar a la presencia
De la persona citada,
según sea el tratamiento
he de saludarla;
cuyo saludo igualmente
se lo haré cuando me vaya,
y si al bajar la escalera,
ella a la puerta se aguarda.

Con respecto al sombrero y al asiento ¿qué observará Vd. en una visita?

Mientras dure la visita
he de aguantar el sombrero
con la mano, sin poder
dejarlo sobre otro puesto.

Al entrar no he de sentarme
hasta que me inviten a ello,
aceptando aquel lugar
que me haya indicado el dueño;
y si voy a la visita
con un superior, no debo
ir a sentarme hasta tanto
que ya lo hubiere aquel hecho;
por fin, no debo marchar
ni despedirme primero
que haber pedido el permiso
muy respetuoso y atento.

¿Qué duración dará Vd. a las visitas?

Toda visita que hagamos,
por principio general,
no ha de llegar a media hora,
o alo menos no pasar;
y siempre que algún indicio
tuviéremos de que está
ocupada la persona
que vamos a visitar,
la visita acortaremos
con prudencia un poco más
de lo que se ha prefijado
para el caso general;
pues no ha de perder de vista
la persona en sociedad,
que siempre ha de complacer
y jamás incomodar.