Del aseo en las personas, en verso

Cada día al levantarse, el hombre bien educado, debe siempre con cuidado manos y cara lavarse

Nuevo Manual de Urbanidad y Buenas Maneras, escrito en verso para la infancia. París, 1.880

 

Urbanidad en verso. Urbanidad y buenos modales en verso foto base ottlukas14 - Pixabay

El niño bien aseado y su apariencia exterior

Aquella urbanidad

Antes del juego y paseo,

oh niño, constantemente

tu ocupación preferente

ha de ser tu propio aseo.

 

Cada día al levantarse,

el hombre bien educado,

debe siempre con cuidado

manos y cara lavarse.

 

Se a estos preceptos sumiso,

peina después tus cabellos

y ten cuidado con ellos,

varias veces, si es preciso.

 

No dejes que tu cabeza,

erizada eternamente,

la horrible imagen presente

de una intrincada maleza.

 

Al buen parecer atento,

haz que una hermosa blancura

conserve tu dentadura

y tu boca un buen aliento,

que es preciso que no ignores,

que los dientes descuidados

por la carie destrozados

causan horribles dolores.

 

Pero no por el temor,

de parecer incivil

el afeite femenil

usases a más y mejor,

que el hombre que fatuo y necio

como mujer se engalana,

y en perfumarse se afana,

solo merece desprecio.

 

No te tus miembros en torno

debes afeites tener,

la limpieza debe ser

del hombre único adorno.

 

Exige la educación

un esmero bien medido,

ni extraordinario descuido,

ni excesiva presunción.

 

La rudeza censurable,

nunca en tu porte se vea,

norma de tus actos sea

moderación siempre amable.

 

Nunca las uñas presentes

como una salvaje bravío,

pero tampoco, hijo mío,

te las cortes con los dientes.

 

No excuses la urbanidad

por pobre o desamparado,

pues nunca el humilde estado

disculpa la suciedad.

Rica esencia delicada,

vale mucho, es evidente;

pero el agua de la fuente

a nadie le cuesta nada.

 

Semejante a la virtud,

la simpática limpieza,

es lujo de la pobreza

y conserva la salud.