FRANCIA
En el siglo XVI la Monarquía en Francia era absoluta, en donde la soberanía la detentaba exclusivamente el Rey, sin darle cuenta a nadie sobre sus actos, excepto a Dios. En el soberano residían los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. La complejidad de las tareas de gobierno había dado lugar a la creación de un complicado aparato burocrático y administrativo en donde los funcionarios de distintos niveles dependían directamente del Rey. A la cabeza se hallaban el canciller de Francia (que en aquel entonces era el guardián del Sello Real, de hecho ese es el significado de la palabra, aunque en nuestros días lo utilicemos para nombrar o denominar de esta manera al Ministro o Secretario de Asuntos Exteriores de algunos países), el intendente general de Hacienda y los secretarios de Guerra, Marina, Asuntos Exteriores y el de la Casa del Rey.
Después de estos funcionarios, dentro del aparato administrativo del reino se encontraban los intendentes. Francia en aquellos días se dividía en treinta y dos intendencias. Los intendentes representaban al Rey en cada una de las circunscripciones administrativas, muchos de estos cargos fueron utilizados por la nobleza de la época, lo que les atribuía poder. Pero desde su creación, los intendentes habían ido convirtiéndose más en defensores de los intereses locales que representantes del poder real que los había nombrado.
También formaban parte de la burocracia administrativa del reino una serie de jurisdicciones y leyes especiales de las que gozaban solo ciertos territorios franceses como el de Languedo en donde gobernaban los obispos, en Lyon o Marsella gobernaban las corporaciones de comerciantes que además tenían estatutos especiales.
Aunque la monarquía era absolutista existía un Parlamento que en la teoría detentaba su poder en virtud de la delegación real. Sin embargo dado la propiedad de los cargos que ostentaban los parlamentarios y las tareas encomendadas a ellos se fueron convirtiendo en elementos de oposición para la Monarquía, lo que a la postre seria una de las causas de la caída de la Monarquía.
Luis XVI ascendió al trono de Francia a la edad de 20 años en 1774, después de la muerte de su abuelo Luis XV. En 1770 se casó con Maria Antonieta de Austria hija de la Emperatriz de Austria, Maria Teresa.
Luis XVI continuó con la línea absolutista de sus antepasados, aunado a ello le apetecían más las intrigas palaciegas, los chismes cortesanos y los informes secretos que el llevar bien el Gobierno del reino, lo que le acarrearía un descrédito ante sus súbditos. El lujo al que se habían acostumbrado los reyes y mantener en Versalles a una corte real, la cual suponía la duodécima parte de las rentas del reino, fue un fuerte motivo de critica popular y de una crisis economía que mermaría en las clases menos favorecidas.
La situación política, económica y social al interior de Francia se fue agravando a grado tal que el Rey tuvo que convocar a los Estados Generales en 1789. A partir de ese año se desencadena la Revolución Francesa. Se crea entones en 1789 la Asamblea Nacional, la que posteriormente adoptaría el nombre de Asamblea Constituyente, la cual tenia como objetivo crear una constitución, que debía jurar el soberano en 1790.
En 1789 la Asamblea aprobaba una legislación en donde quedaba abolido el régimen feudal y señorial y se suprimía el diezmo en las iglesias. Así mismo se redacta la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano con sus tres principios "Liberté, Égalité, Fraternité" (documento que ha sentado las bases para lo que hoy se conocen como derechos humanos o libertades fundamentales), la constitución civil del clero y la Constitución de 1971. En la Declaración de los Derechos del Hombre se reconoce que la soberanía debe residir en el pueblo, lo que daría la pauta para formar posteriormente una Monarquía constitucional.
La agitación social que predominaba en Francia, llevó a que en 1790 fuera atacado el Palacio de Versalles con el objeto de obligar al Rey a firmar la Constitución, por tanto el rey y su familia fueron llevados a Paris en donde permanecerían hasta su muerte.
El primer borrador de la Constitución recibió la aprobación del monarca el 14 de julio de 1790. En ella se suprimían la división provincial de Francia, y se establecía un sistema administrativo cuyas unidades eran los departamentos que dispondrían de organismos locales elegibles. Se ilegalizaron los títulos hereditarios, se crearon los juicios con jurado en las causas penales y se modificó la legislación francesa. El sufragio se le concedió a la clase alta y media y se le otorgaba a la Asamblea Nacional el poder legislativo, los miembros de la misma serian elegidos por un sistema de votación indirecta y estaría compuesta por 745 miembros.
Por su parte el Rey seguiría ostentando el poder ejecutivo pero con limitaciones. El poder de veto tenía un carácter solo suspensivo porque le correspondería a la Asamblea refrendarlo, lo mismo sucedía en la política exterior que sería ejecutada por dicho órgano. Por su parte el poder judicial sería desempeñado por jueces elegidos a través del pueblo. Aunque este sistema les había otorgado muchas mas libertades al pueblo francés, continuaba siendo de tipo clasicista porque favorecía claramente a la burguesía adinerada.
Las clases sociales bajas querían tener también el privilegio del voto entre otras cosas, por lo que poco a poco fueron adoptando posicione radicales. Se crearon grupos como los llamados jacobinos y los cordeliers los que anidaban las ideas contrarrevolucionarias.
Desde el inicio de la Revolución Francesa, Europa sintió gran recelo por varios motivos, entre ellos la acogida dada por los campesinos europeos que buscaban hacer lo mismo que los franceses, y los clérigos por su parte estaban asustados de que les pudiera llegar a afectar sobre sus bienes.
Ningún monarca europeo quería entablar una guerra con la Francia revolucionaria. Sin embargo fue Leopoldo II quien en julio de 1971 invitaba a los monarcas europeos, a través de su declaración de Papua a poner fin a los excesos de la Revolución. Leopoldo II (Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) era hermano de Maria Antonieta y mantenía constante comunicación con ella. Fue el intento de huida de Luis XVI y su familia de Francia, lo que provoco no solo la intervención del Emperador, sino la captura de la familia real, hecho que facilitó la instauración de la I República en Francia (1792). Un año después en 1793 el rey y su familia serian procesados por alta traición a la constitución y sentenciados a ser guillotinados en enero de ese año al lado de María Antonieta.
Por su parte sus hijos Luis Carlos de Francia (el Delfín, quien sería Luis XVII) y María Teresa fueron encarcelados en la torre del Templo. De la muerte del Delfín francés se cuentan varias leyendas. Se dice que murió entre el 8 y 9 de junio de 1795 a la edad de 10 años por una peritonitis o por tuberculosis, y que fue sepultado en la fosa común del cementerio de Santa Margarita de Paris. A pesar de las dos autopsias practicadas al cuerpo del Delfín, y de la certificación del cuerpo, se cree que Luis Carlos de Francia logró escapar de la prisión del Templo y sobrevivió varios años más.
Al paso de los años aparecieron varios hombres haciéndose pasar por el Delfín. El que más expectación causo fue Kart Naundorff, relojero de profesión que vivía en Alemania. Este hombre presento varias pruebas que hacían creer que era el verdadero Luis Carlos, la letra del hombre era muy parecida, recordaba a la perfección los años de su infancia en el Palacio de Versalles, y los sobrevivientes del palacio aseguraban que el parecido fisco era grande. Sin embargo ni este ni otros supuestos herederos fueron reconocidos por María Teresa hija de los reyes franceses quien sobrevivió a la Revolución.
En 1818 arribo a Buenos Aires, Argentina, Pierre Benoit, un joven francés de no más de 30 años, quien se suponía también podía ser el Delfín. Presentaba al igual que el alemán la semejanza en la letra y el parecido fisco con el heredero pero además este hombre se convirtió en pintor y en casi todas sus obras de arte reflejaba siempre la figura humana de los reyes franceses.
Durante varios años se trataron de realizar pruebas que fueran fidedignas y que demostraran el verdadero paradero del Delfín. Pero no fue hasta nuestros tiempos y con las avanzadas técnicas de genética que se logró descifrar el misterio de la muerte y el paradero del cadáver. Por medio del llamado ADN mitocondrial, que es aquel que se trasmite inalterado de la madre al hijo, es como se pudo llevar a cabo esta prueba.
Ya desde 1793, poco después de la muerte de María Antonieta, se habían ofrecido pruebas con la sangre de ella, para poder realizar la prueba del ADN, sin embargo el profesor Cassiman de la Universidad de Lovaina, logro encontrar en un museo de Holanda tres muestras de cabello de la reina.
Para realizar la prueba faltaba encontrar el cuerpo del Delfín. Desde su muerte circulaba el rumor de que habían robado el corazón del niño. Se dice que fue el médico encargado de realizarle la autopsia (Philipe-Jean Pelletan) quien lo robó y lo llevo a su casa. Lugar del que fue robado de nuevo, reapareciendo en constantes ocasiones y desapareciendo de la misma manera. Hasta que décadas después fue localizado en la cripta real de Saint Dennis de Paris. En 1999 se le practicaron al corazón unas incisiones, y se enviaron muestras a Bélgica. El profesor de la Universidad de Munster, Bernard Brinkmann llegó a la conclusión de que las pruebas de ADN realizadas al corazón del niño y a los cabellos de María Antonieta coincidían.
Después de la caída de Luis XVI, Francia no vivió un clima de tranquilidad y concordia como lo habían pensado. Se suscitaron continuas agitaciones y manifestaciones sociales que provocaron las más variadas situaciones. El llamado Directorio creado en 1795 por Robespierre fue derribado por Napoleón Bonaparte mediante un golpe de Estado y en 1804 se coronaba emperador.
El conde de Provenza, Luis XVIII proclamado regente a la muerte del rey y de su hijo asumió el trono en 1814 después de la primera abdicación de Napoleón. Durante el periodo de los Cien días en 1815, Luis XVIII se ve obligado a exiliarse en Bélgica, hasta que ese mismo año, en la batalla de Waterloo, Napoleón fue derrotado definitivamente, permitiéndose retornar al rey.
A la muerte de Luis XVIII en 1824 le sucede su hermano el conde de Artois, quien toma el nombre de Carlos X. su reinado se caracterizó por una política represora, lo que le provocó el rechazó del pueblo. Su impopularidad y la revolución de julio de 1830 le obligó a abdicar en ese mismo año, sucediéndole Luis Felipe de Orleáns.
Luis Felipe de Orleáns nació en 1773, fue miembro de los jacobinos hasta 1791, retornó a París coincidiendo con el periodo de la Restauración. Tras la coronación de Carlos X fue nombrado Alteza Real y recibió una cuantiosa suma de dinero, como compensación al tiempo que permaneció fuera de Francia. Subvencionó la creación del periódico "El Nacional", cuya línea ideológica era contraria a la política de Carlos X. Se mantuvo escondido al estallar la revolución de julio de 1830, hasta ser nombrado rey ese mismo año.
Durante su reinado la burguesía asumió el poder de la forma más corrupta. Aunado a esto la monarquía se alineó con la política de la Santa Alianza lo que le trajo un desprestigio. En 1848 se suscitaron combates callejeros en la capital francesa enarbolando la causa republicana lo que dio lugar a una nueva revolución y la posterior proclamación de la República. En ese mismo año, Luis Felipe de Orleáns deja el trono y se exilia a Gran Bretaña hasta su muerte en 1849.
Se puede decir que oficialmente la monarquía francesa termina con Luis Felipe de Orleáns. Actualmente se dice que el legítimo heredero de la casa de Borbón de Francia es Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiú.
La sucesión hasta esta persona proviene del mismo Luis Felipe de Orleáns quien perteneció a la casa Borbón y que al apoyar este rey a los carlistas en España, heredó prácticamente la dinastía francesa. El primer sucesor fue Carlos VII, pasando a Jaime III y Alfonso Carlos. Acabada la dinastía carlista, la sucesión francesa quedó en manos de la rama española con Alfonso XIII, quien le concedió el titulo a su hijo Jaime, duque de Segovia y de Anjou (abuelo de Luis Alfonso) a la muerte de este el título paso a manos de Alfonso, duque de Cádiz y de Anjou (padre de Luis Alfonso) hasta su muerte.
Los legitimistas franceses le han dado por llamar a Luis Alfonso de Borbón, Luis XX ya que después de la muerte de Luis Felipe de Orleans el trono recayó en el Conde de Chambord, quien murió sin descendencia en 1883.
Luis Alfonso de Borbón es hijo de Alfonso de Borbón y Dampierre (primo del Rey Juan Carlos de España) y de Carmen Martínez Bordiú (nieta de Francisco Franco). En enero de 1989 muere en Beaver Creek, Colorado, su padre Alfonso, en un accidente en las pistas de esquí.
Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiú es licenciado en Ciencias Empresariales por el CUNEF y realizó un master en Finanzas, su educación básica la estudió en el Colegio Course Molière y en el Liceo Francés. Trabaja desde hace tiempo como asesor de inversiones en la banca privada, en específico en el grupo BSN Banif, entidad perteneciente al Grupo Santander Central Hispano. Es aficionado al deporte, practica esquí, tenis, submarinismo, vela, etc. Pero su deporte favorito es el jockey sobre hielo.
Desde su punto de vista la restauración de la monarquía en una Francia republicana no es un tema de actualidad. Dice asumir solamente la primogenitura de la Casa Borbón en el trono de Francia, asumiendo la herencia histórica y cultural que conlleva, pero sin pretender reivindicar nada.
Ha sido este papel el que lo ha llevado a participar en varios eventos que tiene que ver con la casa real de Francia. Su primera aparición oficial como heredero dinástico fue en 1992 en la localidad francesa de Aigües Mortes, con motivo del traslado de reliquias de San Luis a esta ciudad.
Varias veces al año es invitado por diversas asociaciones históricas, culturales o religiosas a presidir alguna conmemoración borbónica. Los organismos encargados de canalizar y gestionar las invitaciones son el Instituto de la Casa de Borbón,-que fue fundada por su abuelo Jaime, la Federación de Asociaciones de la Presencia del Recuerdo Borbónico y la editorial Comunicación y Tradición.
Ha participado también en eventos de tipo histórico en otras partes del mundo, como la celebración de la conmemoración de la muerte de San Luis, quien fue santificado y es el patrón de la ciudad de San Luis, Misuri en Estados Unidos. En el año 2000, el Gobernador de ese estado norteamericano declaro al 26 de agosto como día de Luis de Borbón.
Ha participado también en el centenario de la muerte de Luis XVI en París yel IV centenario de la coronación de Enrique IV en Chârtres entre otros actos destacados.
Ha recibido la Gran Cruz de Honor y Devoción de la Orden de Malta, la cual es una distinción reservada a los príncipes de sangre y a los jefes de las Casas Reales.
La monarquía francesa sin embargo no tiene solo a Luis Alfonso de Borbón como heredero de la dinastía, existe también el pretendiente al trono el Conde de París.
En 1908 nace el príncipe Henri de Orleáns hijo del Duque de Guisa, titular de los derechos de la Casa de Orleáns, en 1929 Henri es nombrado Conde de París. A la muerte de su padre, en 1940 el Conde de Paris asume la Jefatura de la Casa Real de Francia, como heredero indiscutible de la monarquía de Luis Felipe I y por considerarse sucesor de la línea legitimista extinguida con el Conde de Chambord.
El Conde de París al mantener buenas relaciones con los republicanos vivió en Francia. De hecho los políticos republicanos aceptaron que en 1957 se llevaran a cabo el matrimonio del heredero, el Conde de Clermont, con una princesa de alemana de Wurtemberg, buscando que de esta manera se suavizaran las heridas producidas entre franceses y alemanes durante la II Guerra Mundial. Años después se divorciaría el Conde de Clermont, contrayendo matrimonio civil con una mujer de sangre no real lo que provoco una grave crisis en la dinastía. El Conde de Paris indignado por la celebración de este matrimonio declaro en 1987, coincidiendo con la celebración del Milenario de los Capeto, que desheredaba a su hijo, por contravenir las leyes dinásticas con aquel matrimonio civil y designaba como sucesor a su nieto Jean, al que le dio el titulo de Duque de Vendôme.
Sin embargo, posteriormente el Conde de Paris, revoco su decisión y expreso públicamente que la sucesión dinástica continuaría el mismo orden que le había sido heredado hasta que se extinguiera. En tal virtud, a la muerte de Henri de Orleáns el 19 de junio de 1999, el Conde de Clermont ha asumido el título de Conde de París.
El actual Conde de Paris ha modificado algunas decisiones dinásticas, como el que le haya repuesto sus derechos sucesorios a su hermano Michel, Conde de Evreux, quien los había perdido al contraer matrimonio contra la expresa voluntad paterna.
En resumidas cuentas Francia cuenta ahora con dos sucesores el Duque de Anjou, Luis Alfonso de Borbón y el Conde de Paris. Sin embargo hay quien opina, que todavía no se ha hablado de Su Alteza Imperial, el Príncipe Napoleón.