Yo creo que tener don de gentes, además de lo que dijo Álvaro, es saber acercarse con naturalidad a personas de cualquier condición; poder conversar con ellos y entablar amistades con cualquier persona; tener como un sexto sentido para saber hablar de lo que les interesa y en su propio lenguaje, sin ofender y aparecer con una pose de superioridad. Tiene don de gentes el que sabe relacionarse lo mismo con un Presidente de un Banco o un Gobernador, que con un barrendero, el frutero de la esquina o el pescador que le vende los pescados, y de todos se hace querer y respetar, teniendo muy presente que es posible aprender algo de todos ellos.
Saludos
Luis