Bueno, este tema es más complejo de lo que parece. El trabajo de ser reina no es ninguna tontería. Seamos monárquicos o no, los Reyes son los mayores y mejores diplomáticos de este país, una carta de presentación excelente hacia el exterior y grandes mediadores en los principales problemas. Además de temas protocolarios y superfluos, han de ser grandes conocedores de las relaciones culturales que unen a este país con los demás, han de ser grandes políticos y, a pesar de tener un gabinete dedicado a supervisar, apoyar, redactar, etc. los Reyes son la criba última que un texto o idea ha de pasar para que sea adecuado. Y no sólo eso, suelen tener la iniciativa de hacer modificaciones para orientar las ideas hacia donde consideran más correcto. Sé mejor que nadie las competencias de una reina, porque he realizado trabajos para la Zarzuela, y les aseguro que la nuestra es una persona tremendamente inteligente, responsable y dedicada. En este sentido, Letizia va a tener que matarse a estudiar, pero la considero una mujer inteligente para ello. Nadie nace sabiendo estas cosas y, la verdad, para las princesas que tenemos en Europa, prefiero una persona normal con una buena inteligencia. Además, confío en que el Príncipe haya sopesado esta decisión con vistas al futuro de España. Y confío porque si no hubiera tenido cabeza, ya estaría casado con la analfabeta de Eva Sanumm. Casarse con él conlleva tener un trabajo demasiado pesado e importante como para que lo realice cualquiera.
Por otro lado está el tema de la tradición y el protocolo. Hablo de la tradición porque parece que finalmente no tendremos una Reina criada en la tradicional familia católica española, sino a una divorciada, con hermanastros, padrastros y madrastras, con una madre de pelo frito y unas hermanas que dan exclusivas en el Hola. Lo del protocolo en ella es como un imposible. No transmite serenidad, ni modestia, ni frescura, ni elegancia. Es como una máquina de mover las manos, tocarse el pelo e ir con ojos de loca hasta que ve a sus amigos de la prensa que ya se vuelve loca. De vez en cuando deja que la disfracen de una cosa extraña (me pregunto por qué no le pedirá consejo a sus futuras cuñadas) y que la peinen como a la Srta. Rottermeier. Pero para mí, lo peor de todo es cómo se dirige a los miembros de la Familia Real en público: les cuchichea al oído, señala, da explicaciones moviendo las manos hasta casi sacarle un ojo a la Reina
Penoso.
Así que pienso que estos dos temas son los que hay que sopesar. Cierto es que Letizia, por este segundo punto que he expuesto no está cayendo nada bien pero, por las razones dadas en mi primer punto, confío en que finalmente nuestra futura Reina aprenda y siga los pasos de la nuestra actual.
Saludos a todos.