Estimada Josefina: No me he sentido agredido por su respuesta, antes al contrario, se la agradezco, por cuanto que la mía era un tanto vago, razón por la que he puntualizado. Un saludo.
M. Vidal: Si alguien, para recibirme en su casa, me hace quitar los zapatos por no manchar las alfombras, al punto que me saluda, me despide, pues no no aceptaría tal vulgaridad. Por otro lado, permítame decirle que me divierte mucho lo que explica. No deje de explicarnos cómo termina al fin. Yo, por ejemplo, me encontré en la situación contraria: cuando quise fumar un cigarrillo y pedí un cenicero, me dijeron que no era necesario, que podía tirar la ceniza al suelo. Por descontado, es mucho mejor la costumbre de mis anfitriones que la de los suyos. Pero, al fin, ¿fumé o no fumé? ...