Sería así, Juan Carlos, si, como dice, pudieran comprender, no porque sean listos, sino porque conocen la significación de uno y otro saludos.
Ocurre, sin embargo, que no suele conocerse ésta ni otras formalidades, es decir, no comprenderá e mensaje porque desconoce la verdadera naturaleza, la significación del código, que se traduce, tergiversándolo, de otro modo, como frialdad, antipatía, soberbia, altanería, desprecio, rechazo y, por tanto, tender la mano y rechazar el besuqueo puede resultarnos incluso inconveniente, a no ser que no nos importe la inconveniencia. Según el caso, lamentablemente, es preferible transigir.
Se ha impuesto una nivelación a la baja y ese es el código que suele operar en las relaciones interpersonales. Para invertirlo, habría que volver a educar, pero se consideran, precisamente por esa tergiversación, formas rancias, y reeducar en ellas, por tanto, sería muy difícil. La sociedad ha cambiado y sus formas son otras y lo serán, nos guste o nos disguste, por largo tiempo, a lo menos, en España.