Generalmente los "amigos" de las hijas conocen a los padres de las mismas, entrando en la casa algún día cuando pasan a buscarlas para salir.
Cuando las hijas ya no viven con sus padres, si la relación se prolonga o toma mayor seriedad, nace de unos u otros la idea de "conocernos".
En el caso que plantea Francisco, por alguna razón es él mismo el que ofrece su casa y toma la iniciativa.
Si nunca habló (por teléfono) con sus "suegros", no es el momento de comenzar a hacerlo, la invitación se hace via su hija, pero con toda formalidad, fijando día y hora, y esperando una respuesta.
Evitar el frío del primer contacto al entrar en una casa en la que no se conoce al dueño, es su primer desafío.
Espérelos atento y sonriente, abra la puerta sin demoras y recíbalos con calidez.
Hágalos pasar inmediatamente al salón, proponga inmediatamente que se pongan cómodos, y ofrezca inmediatamente algo para beber, tenga todo preparado y a mano, no se ausente.
El alcohol se acompaña con algún sólido.
Charlen unos 20 o 30 minutos, y luego coman lo que tenga previsto.
No se complique, no cocine recetas que lo obliguen a ausentarse y perderse en la cocina dejando solos a sus invitados.
Su novia seguramente lo ayudará, pero no desaparezcan los dos simultaneamente.
No haga un tour para visitar la casa, lo importante es que se conozcan ustedes.
Sea natural, no se muestre nervioso, genere confianza, maneje con prudencia las muestras de afecto para con su hija, pero que no falten.
Si me diera mas detalles lo ayudaría mejor.