Empezamos con los ramos y terminamos con el uso (o no uso) de desodorantes...
No pensé que querían remontarse hasta la Edad Media o el Renacimiento.
Digamos que Europa no se caracteriza por el fanatismo en los hábitos de higiene, durante siglos el baño se consideró peligroso, Luis XIV, en pleno siglo XVII, se bañó pocas veces en toda su vida, y cada vez que lo hizo quedó registrado con fecha y todo.
Las niñas siempre se prepararon para la boda, y fundamentalmente para la tan temida noche de bodas, todas se lavaron más o menos, pero lo hicieron y se les frotó el cuerpo con algún aceite o producto que oliera bien.
Las flores están ligadas a la puereza y a lo festivo, también a las vidas que pronto vendrían.
Hoy los franceses incorporaron el uso de desodorantes a su rutina de higiene, pero siguen sin ser fanáticos porque el agua que se consume se mide y cuesta euros...