La mantilla es una suerte de tocado que, además, cubre también los hombros. Se usa por las mujeres, sobre todo en el sur de España, en actos de cierta etiqueta y solemnidad.
Los tocados, allén de su uso como complemento, sirven, lógicamente, para cubrirse la cabeza: de noche, pues, no tiene mucha razón de ser el cubrirse la cabeza, ya que el sol se ha puesto.
No obstante, como la mantilla no es un tocado al uso como puedan serlo los sombreros, se usa también en la tarde-noche, por ejemplo, en bodas o procesiones de Semana Santa. Es, pues, una suerte de excepción a la regla.
Si bien se usa, sobre todo, en el sur de España, también en el norte puede usarse, bien que sea infrecuente.
La mujer puede usar el tocado -sombrero o mantilla, por ejemplo- siempre que se adecue al tipo de acto. Se suele, no obstante, respetar los usos y costumbres del lugar -no es lo mismo una boda en Sevilla que una en Barcelona, por ejemplo.
Y queda la cuestión del color (blanca o negra), que, sin embargo, no has planteado.
Yo, si fuera tú, no me tocaría de mantilla a no ser que la madrina la vista, la boda sea de cierto relieve social y sea costumbre del lugar; también depende de tu relación con los novios, familiar o amiga, próxima o lejana; de si eres testigo o mera invitada; etc. (Piensa en esas bodas en que algunos invitados visten chaqué mientras que ni el novio, ni el padrino, ni los testigos lo visten; hay que preguntar o informarse sobre cómo será la boda.)
Es el día de los novios -y aun de sus allegados, si se quiere, por extensión. Esto, a veces, se obvia, queriendo los invitados adquirir una notoriedad que no les corresponde.
Por otro lado, siempre "menos es más" -vale decir: sobriedad y discreción.
(No me refiero a ti personalmente, María Luisa, sino que tu mensaje me ha recordado el que demasiadas veces se ve en estas ocasiones una oportunidad "perfecta" para jactarse, siempre fatua y frívolamente, de uno mismo, como el pavo real que, al batir orgullosamente sus alas, creyendo deslumbrar, como un alba, los ojos que se clavan en él, deja inconscientemente al descubierto su cuerpo de ave de corral, que es lo que verdaderamente "deslumbra".)