Santiago, Jack el Destripador también nos podría haber hechado al rostro con tono desafiante:
-"Sí, yo las maté ¿y qué?"
Que te sientas orgulloso de matar por placer y no para alimentarte, no legaliza tus actos ni los vuelve moralmente aceptables en pleno siglo XXI.
Soy argentina, como carne, pero compro mis bifes en la carnicería, compro lo justo, lo que consumimos en familia, no voy por allí matando por diversión, ni por espectáculo, ni para abrigarme (no vivo en la cueva, compro en las tiendas divinos y elegantes abrigos de paño).
Defiendes lo indefendible, sigue con tus prácticas en privado y sin alardes que no hay de qué enorgullecerte.