El uso del teléfono móvil ha originado unas costumbres que muchas veces rayan en lo ridículo. Si antes no servía, cada vez más le servimos a él.

La aceptación social de sus usos no legitiman éstos: la mayoría de ellos son malas costumbres de mala educación -no es ya que, mientras se come, no se "deba" hablar por el móvil, es que, mientras se come -o se cena- no se debe llamar a nadie, salvo urgencia. La mala costumbre no es solo del que atiende o está predispuesto a atender -colocando el móvil, por ejemplo, sobre la mesa- sino también del que llama o cree que puede llamar a cualquier hora.

En comidas sociales el teléfono móvil se apaga, dejarlo encendido es un mensaje claro:
ME INTERESA MÁS TODO LO QUE VENGA DE AFUERA QUE TÚ/USTEDES
Si por alguna razón grave y justificada no lo podemos apagar, pedimos perdón y lo advertimos al llegar, antes de que suene.
Jamás se deja apoyado sobre mesas.
Se coloca en el bolsillo en "modo vibración"

En las comidas de trabajo, se puede dejar encendido en modo vibración, pero jamás sobre la mesa, que no estamos Expo Telefonía.
La comida de negocios tiene otro nivel y le debemos toda nuestra atención a quien comparte la mesa con nosotros, vamos a tratar temas que requieren toda nuestra atención. Los teléfonos deben estar apagados.
Cuando la comida termina, todos consultan su casilla de mensajes y devulven las llamadas que así lo requieran.

Una persona verdaderamente importante tiene asistentes, hasta podría no tener teléfono móvil.