Una amiga bastante íntima me invitó a su casa a comer. Sólo estábamos ella y yo; después del primer plato, sirvió un trozo de tortilla española para ambas, quedando en la mesa otro trozo sobrante. Yo tenía mucho apetito, y esperaba que me dijera: "si quieres cómete el trozo que ha sobrado"; pero no dijo nada, y yo por prudencia, no se lo pedí; pensé que igual lo guardaba para cuando su marido viniera a cenar, o que se yo, pero en ese caso, debía haberlo guardado, y no dejado ante mi vista en la mesa. Al menos es lo que yo hubiese hecho. ¿Estoy en lo cierto? creo que no fue muy buena anfitriona.