Lo habitual es agradecer el vino e indicar que se tomará en una ocasión posterior. Se suele dejar para otra ocasión por diversas razones: el maridaje del vino puede no ser el adecuado para los platos a servir, la cantidad puede no ser suficiente para todos los invitados, la temperatura que trae el vino no es la adecuada, etc.
En algunas ocasiones puede servirse antes de comer acompañado de algún aperitivo. Si es una cena de pocas personas, dos o tres parejas, por ejemplo, es posible servir el vino que nos han regalado si va bien con los platos que se van a servir.
Cada situación es distinta y hay que analizar todos los pormenores y circunstancias.