Día de la Gran ceremonia de los Desposorios de SS. MM.
Los Reales Desposorios de SS. MM. se verificarán en la noche del mismo día de la llegada de S. M. la Reina Nuestra Señora a la Corte.
Los Reales Desposorios de SS. MM. se verificarán en la noche del mismo día de la llegada de S. M. la Reina Nuestra Señora a la Corte, según las formalidades de estilo que se expresarán en seguida. SS. MM. los Reyes de las Dos Sicilias asistirán a tan augusta ceremonia en una tribuna convenientemente adornada, que se formará en el salón de Embajadores enfrente del Trono de S. M. En ella acompañarán a estos Soberanos, además de su servidumbre de estilo, un Capitán de Guardias de la Real persona, y el competente zaguanete de individuos de dicho Real Cuerpo, todos los que permanecerán en sus respectivos puestos hasta concluirse la ceremonia. Para principiarse ésta, se dará la hora por el Rey Nuestro Señor, con la anticipación de estilo, y preparado S. M. para salir al salón del Trono, irán desde el cuarto los dos Gentiles-hombres más antiguos con cuatro Mayordomos de semana, y dos Ugieres a avisar a S. M. la Reina Nuestra Señora y sus Augustos Padres, los Reyes de las Dos Sicilias.
Al mismo tiempo se colocará junto al Trono la Guardia del Rey, los Ugieres, Maestros de ceremonias, que serán cuatro Mayordomos de semana, encargados por el Mayordomo Mayor con aprobación de S. M., para hacer observar el Ceremonial, y asimismo en esta ocasión se colocará en la tribuna que hayan de ocupar los Reyes de las Dos Sicilias el zaguanete de guardia de la Real Persona que está destinado para este servicio.
También se colocarán en el expresado salón el Conserje de Palacio, con cuanto sea necesario para el acto, e igualmente los Sumilleres de cortina, los seis Capellanes de honor para la servidumbre del Pontifical, y algunos con el Receptor y Maestro de ceremonias, con sobrepelliz y bonete, y los Ayudas de Oratorio. En el Trono estarán las dos sillas de los Augustos Esposos, pero la de la Reina estará cubierta de un terciopelo.
Dispuesto todo y vuelta la comisión que S. M. envíe al cuarto de la Reina y de los Soberanos de las Dos Sicilias, saldrá el Rey del suyo en la forma siguiente: dos Alcaldes de Casa y Corte, los Ayudas, Porteros, Gentiles-hombres de casa y boca, Mayordomos de semana, Grandes de España, Jefes de Palacio y Embajadores, junto a S. M. y AA., detrás Capitanes de guardias, Notario de los Reinos, Oficiales de guardias, Diputados, etc. Al propio tiempo que S. M. el Rey Nuestro Señor salga de su cuarto en la forma que queda dicho, saldrán del suyo los Soberanos de las Dos Sicilias, acompañados de su correspondiente servidumbre, y se procurará coincida a un mismo tiempo la llegada del Rey Nuestro Señor al salón de Embajadores, para ocupar su Trono, y la de SS. MM. Sicilianas para colocarse en la tribuna que les está destinada, a fin de que ni S. M. ni los Reyes de las Dos Sicilias tengan nada que aguardar.
Durante el corto intervalo de tiempo que debiera mediar entre la llegada al salón de Embajadores y colocación en sus respectivos puestos de S. M. el Rey Nuestro Señor y de los Soberanos de las Dos Sicilias, y darse principio a la ceremonia, S. M. la Reina permanecerá en su habitación acompañada de su Real servidumbre y del Plenipotenciario de la entrega. Al entrar en el salón S. M. el Rey Nuestro Señor y los Soberanos de las Dos Sicilias, la guardia hará los honores; cuatro Cadetes se colocarán junto al Trono y cuatro delante. Bajo las gradas, a la derecha, estarán las sillas destinadas a SS. AA.; a la derecha del Trono se colocarán los Embajadores, Ministros y Secretarios extranjeros; detrás de S. M. los Jefes de Palacio; en seguida los Grandes de España; detrás los Gentiles-hombres de casa y boca, y frente a los Grandes de España los Mayordomos de semana, etc.; a la izquierda del Trono se colocarán las Señoras de Tocador, Embajadores extranjeros, Secretarios del Despacho, Consejeros de Estado y demás personas que por su rango y destino hayan de concurrir a la augusta ceremonia de los Reales Desposorios, cuidando todos de situarse a uno y otro lado del Trono y de la tribuna, de manera que el espacio intermedio quede enteramente despejado y sin que le ocupe nadie.
Frente a SS. AA. y a la izquierda del Trono estará el Patriarca junto al Altar, que se hallará preparado de antemano, con Cruz, candeleros, frontal blanco, y sobre él los ornamentos del Prelado. Si por indisposición no pudiese asistir el Patriarca, se nombrará otro Prelado que con las licencias necesarias lo ejecute.
Con alguna separación del Altar y del mismo lado izquierdo del Trono, habrá una mesa con recado de escribir para aproximarla a su tiempo cuando S. M. tenga que firmar el acta de entrega. A la hora señalada se viste el Prelado con amito, alba, cíngulo, estola y capa pluvial, con la mitra y báculo; y cuando S. M. el Rey Nuestro Señor y los Soberanos de las Dos Sicilias entren en el salón, todos quedarán de pie menos SS. MM. y AA. Puestos todos en el orden que queda especificado, sale el Padrino, que lo será el Sermo. Sr. Infante Don Carlos María Isidro, acompañado de cuatro Grandes de España, cuatro Mayordomos de semana, cuatro Gentiles-hombres de boca y dos Ugieres, a buscar a S. M. la Reina, y con la misma comitiva volverá conduciendo a S. M., dándole la derecha; detrás seguirá el Conde de Bornos, como encargado de la entrega, y después su Camarera Mayor y Damas. Al momento de entrar en el salón, principiará la música y se levantarán Sus Altezas. La comitiva marchará de este modo hasta la primera grada del Trono, cuidando de colocarse de manera que no vuelva la espalda a la tribuna donde se hallan SS. MM. Sicilianas. Entonces se aproximará el Ministro de Estado, que traerá extendida el acta de entrega de la Augusta Esposa, que leerá en alta voz, en los términos siguientes:
En el Palacio Real de Madrid, a 11 de Diciembre de 1829, en presencia de la Majestad del Señor Don Fernando VII, por la Gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Menorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas de Canarias, de las Indias Oriéntalos y Occidentales, Islas y Tierra firme del mar Océano; Archiduque de Austria; Duque de Borgoña, de Brabante y de Milán; Conde de Absburg, de Flandes, Tirol y Barcelona; Señor de Vizcaya y de Molina, etc., etc., y de la Reina Nuestra Señora Doña María Cristina de Borbón, Hija de los muy altos y poderosos Reyes de las Dos Sicilias Don Francisco I y Doña María Isabel de Borbón, Infanta de España; Don José María Ramírez de Haro, Conde de Bornos, Murillo y Peñas Rubias, Alférez Mayor de la Ciudad de Motril, Conde de Villamarciel, Grande de España, Caballero Gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos III y de las militares de Calatrava y San Fernando de primera clase, Gentil-hombre de Cámara de S. M. con ejercicio, Teniente Coronel retirado de Caballería, Concertador mayor de privilegios y confirmaciones de los Reinos de Castilla y Regidor perpetuo de las villas de Talavera de la Reina, de la de Medina del Campo, etc., dijo:
Que por acto que pasó ante Don Juan Miguel de Grijalva Guzmán, Caballero pensionado de la Real y distinguida Orden española de Carlos III, individuo de la Suprema Asamblea de la misma, Ayuda de Cámara de S. M., su Secretario de Cámara y de la Real Estampilla, Director general de las Reales Encomiendas, ejecutado el día 9 del corriente en el Real Sitio de Aranjuez y paraje señalado al efecto, a saber, un salón preparado convenientemente en el Palacio del expresado Real Sitio; El Caballero Don Julio Ruffo de Calabria, Conde de Sinópoli, Príncipe de Sielsa y de Palazzolo, Duque de Guardia Lombarda, Conde de Nicoleza, Marqués de Licodia, etc., etc., Caballero de las insignes y Reales Órdenes de San Genaro, y del Toisón de Oro, Gran Cruz de la Real Orden de San Fernando, y del Mérito, y de la de Francisco I, y de la Real y distinguida Orden española de Carlos III, Bailío y Gran Cruz de la Sacra y Militar Orden de San Juan, Gentilhombre de Cámara con ejercicio, de S. M. el Rey del Reino de las Dos Sicilias, su Consejero de Estado y Mayordomo Mayor de Su Majestad la Reina, le entregó, en virtud de poder especial que al efecto tenía de su Augusto Soberano el Rey de las Dos Sicilias, y se dio por entregado también, en virtud del poder especial de Su Majestad para este acto, de la Persona de la Reina Nuestra Señora, con obligación que dijo de que luego que llegase al paraje donde se hallase el Rey Nuestro Señor, haría la entrega formal de la Real Persona de la Reina Nuestra Señora a S. M. el Rey Nuestro Señor, hallándose presente o, a quien hubiese su Real poder, y cumpliendo el Conde de Bornos con la obligación que contrajo por el referido acto, hace la entrega al Rey Nuestro Señor de la Real Persona de la Reina Nuestra Señora, y S. M. el Rey Nuestro Señor dijo recibía y admitía, y con toda veneración se entregaba de la Reina Nuestra Señora, apartando S. M., como desde luego apartó al referido Conde de Bornos, de la obligación en que se había constituido de hacer a S. M. la entrega de la Real Persona de la Reina Nuestra Señora, y declaraba haber cumplido su encargo, y a mayor abundamiento le da recibo en forma S. M. el Rey Nuestro Señor, y lo firmó de su Real mano; hallándose presentes, como testigos,
Don Pedro de Inguanzo y Rivero, Presbítero Cardenal de la Santa Iglesia Romana, Arzobispo de Toledo Primado de las Españas, Canciller Mayor de Castilla, Decano del Consejo de Estado, Caballero Prelado, Gran Cruz de la Real y distinguida Orden Española de Carlos III, etc., etc., etc.
Don Ramón Valentino Manca de San Martín, Marqués de San Martín, Grande de España de primera clase, Caballero de la insigne Orden del Toisón de Oro, Gran Cruz de la Real y distinguida Orden Española de Carlos III, de la de San Fernando, del Mérito de Nápoles, de la Real y Militar de San Hermenegildo, Comendador de la Orden de Santiago, Gentil-hombre de S. M. con ejercicio, Mayordomo mayor que fué de los Señores Reyes Padres y Teniente general de los Reales ejércitos, etc., etc., etc.
Don José Rafael Fadrique Fernández de Hijar, Duque de Hijar, seis veces Grande de España de primera clase, todo por juro de heredad, Caballero de la insigne Orden del Toisón de Oro, Gran Cruz de la Real y distinguida Orden Española de Carlos III y Caballero de la de Santiago, Brigadier de los Reales ejércitos, Gentil-hombre de Cámara de S. M. con ejercicio y Sumiller de Corps, etc.
Don Juan de la Cruz Belois de Moneada, Marqués de Bélgida, Mondéjar y San Juan de las Piedras, dos veces Grande de España de primera clase, Caballero de la insigne Orden del Toisón de Oro, Gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos III, Gentil-hombre de Cámara de S. M. con ejercicio, Caballerizo, Ballestero y Montero Mayor del Rey Nuestro Señor.
Don Francisco de Paula de Bermi y Valde, Grande de España de primera clase, Caballero Gran Cruz de la Real y distinguida Orden Española de Carlos III y de la Real y Militar de San Fernando, condecorado con la de San Hermenegildo y otras de distinción por acciones de guerra, Regidor perpetuo de la Ciudad de Toro, Consejero nato en el Real y Supremo de la Guerra, Gentil-hombre de Cámara de S. M. con ejercicio, Teniente general de los Reales ejércitos, Capitán, Director e Inspector del Real Cuerpo de Guardias de la Persona del Rey Nuestro Señor, etc.
Don Francisco Ramón de Espes, Duque de Alagón, Grande de España de primera clase, Caballero de la insigne Orden del Toisón de Oro, Gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos III y de la Real y Militar de San Hermenegildo, Caballero de justicia de la esclarecida Orden de San Juan de Jerusalén, Dignidad de Clavero mayor, Gran Cruz de la Orden militar de Montesa, Comendador de Ordemuz y Castellari, en la misma Orden, Gentil-hombre de Cámara de S. M. con ejercicio, Capitán del Real Cuerpo de Guardias de la Persona del Rey, Teniente general de los Reales ejércitos, etcétera.
Don Joaquín Feliz de Samaniego, Marqués de Valverde, Conde de Torrejón, Grande de España de primera clase, Caballero de la insigne Orden del Toisón de Oro, Gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos III y de la de San Juan de Jerusalén, Gentil-hombre de Cámara con ejercicio, Mayordomo Mayor de la Reina Nuestra Señora, etc.
Don Nicolás Centurión y Vera, Marqués de la Lapilla y Monesterio, Grande de España, Caballero de la insigne Orden del Toisón de Oro y Gran Cruz de las Reales Órdenes de Carlos III y San Genaro de Nápoles, Gentil-hombre de Cámara con ejercicio, Caballerizo Mayor de la Reina Nuestra Señora y Vocal de la Junta Suprema de las Órdenes del Toisón de Oro y Asamblea de la de Carlos III, etc., y yo, Don Manuel González Salmón, como su primer Secretario interino de Estado y del Despacho.
Acabada la lectura del Acta, el Aposentador de Palacio y el Conserje aproximarán la mesa para que S. M. firme, e inmediatamente se dará principio a las ceremonias. S. M. se levantará y bajará del Trono, se aproximarán los Padrinos, y el Prelado, con mitra y sin báculo, hará la venia a Sus Majestades, y teniendo el Asistente mayor el manual, sin volver las espaldas a los Reyes, dice el Prelado: "Yo requiero a VV. MM.," mirando a cada uno de los contrayentes; los requiere con las mismas palabras del ritual, hace las interrogaciones y toma los consentimientos; recibidos, continúa diciendo: "Yo, de parte de Dios," etc., formando a la invocación de las tres Divinas Personas otras tantas cruces; en seguida llega la Camarera Mayor de la Reina con el Mayordomo y descubren la silla de S. M.; entonces el Rey, tomándola de la mano, la sienta a su izquierda, y el Prelado vuelve a tomar el báculo y quedan todos como antes de la ceremonia.
Concluida ésta, bajarán de su Trono SS. MM. los Reyes Nuestros Señores, y al propio tiempo lo verificarán de su tribuna los Soberanos de las Dos Sicilias, y después de hechas en medio del salón las demostraciones de mutuo cariño a que debe dar lugar tan fausto acontecimiento, se retirarán unos y otros Soberanos a sus respectivos cuartos.
El Rey y SS. AA. acompañarán a la Reina Nuestra Señora por lo interior a la pieza del gran tocador del cuarto de Su Majestad, donde estarán ya las Damas y la servidumbre de mujeres, que serán presentadas a la Reina por su Camarera Mayor, y besarán la mano.
En seguida se pedirá permiso a la Reina por su Mayordomo Mayor para presentarle la servidumbre de hombres, que serán recibidos por S.M. en la misma forma, y concluida esta presentación se retirarán SS. MM.
El día de la entrada y ceremonia de los desposorios de Su Majestad será anunciado al amanecer con salvas de artillería de ordenanza y repique general de campanas.