Dia de velaciones, que deben celebrarse en el convento de los Padres Dominicos de Nuestra Señora de Atocha.
En la Iglesia se prevendrán de antemano todos los asientos que debe ocupar la comitiva de S. M.
Se pasarán con anticipación los oficios al Excmo. Señor Patriarca, para que de las órdenes correspondientes a la Comunidad de los Padres Dominicos de Nuestra Señora de Atocha y haga saber la determinación de S. M., disponiendo al mismo tiempo se levante la clausura el día de los desposorios.
En la Iglesia se prevendrán de antemano todos los asientos que debe ocupar la comitiva de S. M., según se acostumbra en los días de gran ceremonia y Capilla, y también los sitios para Embajadores, Ministros extranjeros y Secretarios del Despacho, Consejos, que de cada uno asistirán cuatro individuos, por no permitir más el recinto, el Capitán General, con los Generales y Plana Mayor, la Villa de Madrid. Obispos residentes en ella, Capellanes de Honor, y todos los individuos de la Real Capilla; el estradillo para las Grandes Señoras de tocador y Embajadoras extranjeras, que todas asistirán vestidas y con velos en la cabeza; lo restante de la Iglesia se dispondrá con sillas para los convidados, los cuales entrarán por billetes.
A la entrada de la Iglesia estarán los Mayordomos de semana, acompañados de Porteros, para recibir a los convidados, y dos en la Iglesia para dirigirlos a sus sitios y cortar todo desorden que pueda ocurrir.
Dada la orden por S. M. y puesta la guarnición sobre las armas, empezará a desfilar desde el cuarto del Rey todo el acompañamiento de etiqueta, colocándose en los coches que le corresponde, y seguirán la carrera, que será: Arco de Palacio, calle de la Almudena, calle Mayor, Puerta de Guadalajara, Plaza Mayor, calle de Atocha y paseo del mismo nombre, hasta el convento.
Las demás personas estarán con anticipación colocadas en la Iglesia: una salva de artillería anunciará la salida de Palacio de SS. MM. y A A.
El Patriarca, acompañado de los Capellanes de honor asistentes, esperará sentado a la puerta de la Iglesia, con capa pluvial, mitra y báculo; al llegar las Personas Reales, dejando el báculo, y hecha la venia a SS. MM. y AA., principiará la ceremonia, según previene el Ritual Romano y la práctica usada en iguales casos.
Concluida la ceremonia, se dirigen procesionalmente al Altar Mayor, y colocados SS. MM. y AA. en sus sitios correspondientes, principia la Misa, después de la cual saldrán SS. MM. y AA. en el mismo orden, con la misma comitiva, y por la misma carrera regresarán a Palacio. Para que los Soberanos de las Dos Sicilias asistan a la celebración de las velaciones, se dispondrá una tribuna en el mismo lado donde se halla colocado el Trono para SS. MM. los Reyes Nuestros Señores, desde la cual podrán ver toda la ceremonia; y como en el tránsito de SS. MM. y Real comitiva desde el Palacio al convento de Nuestra Señora de Atocha se emplearán cerca de tres cuartos de hora, se combinará de tal manera la salida de SS. MM. Sicilianas, que lleguen al expresado convento casi al mismo tiempo, con diferencia de minutos. Para el efecto saldrán los Reyes de las Dos Sicilias de Palacio veinte o treinta minutos después que hayan salido SS. MM. los Reyes Nuestros Señores, con todo su acompañamiento y séquito, y se dirigirán al Convento de Nuestra Señora de Atocha por el tránsito más corto y fuera de la carrera.
A su regreso a Palacio se hará lo mismo, cuidándose de que SS. MM. Sicilianas salgan a tomar sus coches algún tiempo antes de haberse concluido la ceremonia.
La noche del día 13 asistirán SS. MM. al teatro.