Idiomas en los que se escribe a las Cortes de otros países.
Los idiomas en los que se redacta la correspondencia, en algunas ocasiones, poco tienen que ver con el idioma del país de origen.
Cartas Reales e idiomas en los que se escriben a los diferentes países.
Cuando se escribe a la Corte de la Gran Bretaña, hay la costumbre de enviar siempre dos cartas, una para el Soberano y otra para el Rey o Reina Consorte. Costumbre que dicha Corte observa siempre con la nuestra.
Lengua en que se redactan las Cartas Reales.
Aunque hemos examinado detenidamente los Registros de Cartas de la Corte de España desde principios del siglo XVIII, no nos ha sido posible conocer la regla que se ha observado para la elección de idioma en que se redactaban, y estudiando los antecedentes que existen en los Archivos del Ministerio de Estado, hemos visto que se escribía en Francés a las Cortes de: Austria, que nos dirigía, y dirige hoy todavía, sus cartas en Latín, y a las de Badén, Batiera, Prusia, Rusia y Sajonia, que lo hacían en Francés. En Latín, a las Ciudades Anseáticas; en Latín y en Francés, alternando sin ninguna regla fija, a las de Suecia, Suiza y Dinamarca; y unas veces en Latín y otras en Castellano, a la Santa Sede.
También se empleaba la lengua española (porque luego traducían las Cartas los Dragomanes, de nuestras Misiones Diplomáticas al Turco a al Árabe) para las que dirigía S.M. el Rey a Turquía, a las Regencias Berberiscas y a Marruecos. A Inglaterra se enviaban siempre dos Cartas, una en Español, como Rey de la Gran Bretaña, y otra en Francés, como Rey de Hannover (a más de las Cartas a la Reina Consorte). Se escribía siempre en Español: a Portugal, a las Cortes italianas y a los Estados Unidos de América, porque nunca empleaban la lengua diplomática, enviando todas sus Cartas en sus respectivos idiomas. La última Carta de Don Fernando VII, expedida por la Cancillería de la Primera Secretaría de Estado, se escribió en Francés a la Corte de Suecia, felicitando por el feliz alumbramiento de la Señora Infanta Doña Luisa Carlota. A Francia se escribía y se escribe en Español; pero en los Registros Copiadores de Cancillería se encuentran varias Cartas en Francés dirigidas al Rey de Francia por la Reina Gobernadora Doña María Cristina, que desde el principio de la guerra civil escribió varias Cartas autógrafas al Rey Luis Felipe, y acostumbrado éste a recibirlas en su idioma, cuando en 1840 D. Salustiano Olózaga presentó sus Credenciales de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario escritas en Castellano, manifestó por esto suma extrañeza y hasta algún desagrado, quejándose en seguida confidencialmente de esta variación, por lo que se siguió escribiéndole en Francés hasta 1848.
También Bélgica, Dinamarca, Holanda y Suecia, porque se les escribió en español durante algún tiempo, se quejaron amistosa y confidencialmente de esta innovación, que se suprimió al fin, volviendo a adoptar el francés para todas las Potencias que nos escriben en esta lengua, y no haciéndolo en español más que a las que nos escriben en su mismo idioma, sentando de este modo el principio de la reciprocidad, que es la regla única admisible hoy en éste como en muchos asuntos; es decir, escribir en francés a los que en vez de dirigirse a nosotros en su lengua emplean aquélla, y en español a los demás, comprendiendo a Francia en esta última regla.
Se cree generalmente que el francés se ha impuesto como lengua diplomática por la influencia de Luis XIV , y verdaderamente, en su época es cuando empezó a disminuir el uso del latín, creciendo la preponderancia del francés.
NOTA. El doctor Busch asegura que Mr. de Bismark, interrogado una noche por uno de los Secretarios de Legación que le acompañaron durante la campaña de 1870 sobre el uso del francés en la Cancillería prusiana, lo explicó diciendo que, en otro tiempo, la mayor parte de los Secretarios del Ministerio de Negocios Extranjeros en Berlín eran de origen francés; que los Consejeros redactaban en esta lengua, que servía también para llevar los registros del Ministerio y para la correspondencia con el Cuerpo Diplomático extranjero; pero que en la actualidad sólo se empleaba para las notas de los Diplomáticos cuyas lenguas se ignoran; añadiendo que, a Inglaterra, Italia y España, se les escribe en alemán, pero que no se hace lo mismo con Rusia, porque sólo él traduce el ruso en todo el Ministerio; que a Dinamarca, Holanda y Suecia, cuyas lenguas no se estudian casi nunca, y que acostumbraban a escribir en francés, se les contesta en esta lengua. Pero la correspondencia y los registros del Ministerio hace tiempo que se llevan en alemán, y el Emperador ha dado orden de que todas las cuestiones militares se traten en alemán. Con Favre en Ferriéres, y con Thiers en Versalles, el Conde de Bismarck habló en francés siempre.
Hemos citado esta relación del doctor Busch, porque demuestra bastante claramente que el Príncipe de Bismarck, a pesar de su entusiasmo por su propio idioma, reconoce y practica la reciprocidad, que debe ser la base de todo arreglo diplomático, como lo es, en cierto modo, de todo arreglo social.
El Ministerio de Negocios Extranjeros de Italia ha redactado también en francés muchas de las circulares políticas dirigidas a sus agentes en el extranjero, y hoy mismo las claves de sus cifras para los telegramas están redactadas en francés.
Los diplomáticos turcos escriben a su Ministerio en francés también.