Juramento del Canciller de la Orden del Toisón.

Ceremonial del juramento como Canciller de la Orden del Toisón de Oro.

Guía de Protocolo Diplomático. 1886.

 

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Juramento del Canciller de la Orden del Toisón.

Su Majestad señala el día en que ha de jurar, para que se avise, y estando dispuesta la pieza en la forma que se dice en el Capítulo de esta Orden, y Su Majestad y los Caballeros y Oficiales sentados, manda al Grefier que salga a llamar al Canciller.

Entra el Canciller, y en llegando delante de Su Majestad, le dice el Grefier:

"¿Aceptáis la elección de vuestra persona por Canciller del Toisón?"

Responde, aceptando con palabras de mucho respeto, y el Grefier dice:

"Venid a jurar."

Híncase de rodillas delante de Su Majestad, y lee el juramento, que es el siguiente:

"Yo, N., elegido por Canciller de la Orden del Toisón, por el Rey Nuestro Señor, Soberano de ella, prometo a Dios, sobre estos Santos Evangelios, que me hallaré y pareceré personalmente en los Capítulos y juntas de esta Orden, no estando impedido por enfermedad o causa legítima, de que daré cuenta a Su Majestad, para que sustituya y cometa mis veces a persona que tenga los requisitos que disponen las Constituciones de la Orden; no sellaré con el sello de ella los despachos concernientes a honor de los Caballeros sin orden expresa de Su Majestad, ni dejaré por odio, temor, favor y afección de decir y proponer en los Capítulos y juntas todo lo que me fuere encargado por el Soberano de esta Orden, y declararé en tiempo y lugar las declaraciones y determinaciones que se tomaren en los Capítulos, así en correcciones como en otras cosas; guardaré el secreto que disponen las Constituciones sobredichas, y generalmente ejerceré este mi oficio de Canciller, en todo y por todo, bien y fielmente, así Dios me ayude y todos sus Santos."

En acabando de leer alza el índice de la mano izquierda, y llegando la mano derecha a la boca, la besa y pone sobre su pecho y después sobre el misal.

El Tesorero de la Orden se hinca de rodillas y da a Su Majestad el sello en una salva, y Su Majestad le entrega de su mano al Canciller, y dice al Grefier:

"Dadle su despacho así y en la forma que a su predecesor."

Y al Canciller:

"Id a tomar posesión de vuestro lugar en el banco."

Siéntase el Canciller, y Su Majestad se levanta y vuelve a su aposento, acompañándole los Caballeros hasta la puerta, con que se da fin al acto.