La ceremonia del bautismo en la Real Capilla.

Llegada de la comitiva, ceremonia y regreso a las Reales habitaciones de donde habían partido.

Guía de Protocolo Diplomático.

 

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La ceremonia en la Real Capilla.

A la puerta de la Capilla fue recibido el Rey por el Emmo. Sr. Cardenal Payá, revestido de pontifical con ornamentos morados. Asistíanle el Cura de Palacio, Sr. Gonzalvo, y los Capellanes de honor Sres. Cardona y Pareja.

Siguiendo el ritual establecido por la Santa Iglesia Católica para los que ingresan en su gremio, el Rey fue cogido en brazos por su madrina, y a los acordes de la Marcha Real entró en la Iglesia.

S.A.R. la Infanta Doña María Isabel, y el Excelentísimo y Rmo. Nuncio Apostólico, representante del Augusto Padrino, tomaron asiento en unos sillones preparados al efecto.

El Sr. Cardenal cambió los ornamentos que tenía por los del temo de perlas que regaló a la Capilla el Rey Don Fernando VI, y prosiguió la ceremonia.

Tomando agua del Jordán, mezclada con la que se consagró el Sábado Santo, administró el Santo Sacramento a S.M. el Rey, con los nombres de ALFONSO, León, Fernando, Santiago, María, Isidro, Pascual y Antón, este último por ser de uno de los Santos del día.

Concluido el bautismo, tomó el Aya a S.M., sentándose los Padrinos a ambos lados: S.A. a la derecha y Monseñor Rampolla a la izquierda.

El Sr. Cardenal entonó el Te Deum, y una vez terminado éste, Su Eminencia, en nombre de Su Santidad el Papa León XIII, dio la apostólica bendición a todos los concurrentes.

La comitiva regresó a las Reales habitaciones por el mismo orden en que se había dirigido a la Capilla.

Se permitió a las personas que se hallaban en las galerías entrar en la Capilla para ver su disposición.

La ceremonia terminó a las dos de la tarde.

Los nacimientos se notifican por S.M. a las Cortes extranjeras, después del bautizo, escribiendo Cartas de Cancillería o de Gabinete en la forma de estilo, expresando, además de los nombres que se han impuesto al Príncipe recién nacido, la circunstancia de que Su Santidad u otro Soberano o Príncipe ha sido su Padrino, y el título que lleva como heredero del Trono cuando es el primogénito.

Después del bautizo, tiene lugar la imposición de las insignias de las Órdenes, asistiendo las personas que ya se han indicado. En la Cancillería del Ministerio de Estado existe una Nota, en la que se indica que, en los dos primeros partos de S.M. la Reina Doña Isabel II, el Ministerio de la Gobernación pasó al de Estado una lista de los individuos que componían la Comisión del Principado de Asturias que debían imponer al Príncipe la Cruz de la Victoria, a la vez que las de las Ordenes. Y debió hacerlo así, porque el Ministerio de Estado publicó siempre la relación de la imposición de esta Cruz con las de la imposición de las demás condecoraciones.

Con motivo del alumbramiento, hay siempre en Palacio recepción y gala y se invita al Cuerpo Diplomático extranjero y al Introductor de Embajadores para el Te Deumque se celebra en Atocha, haciendo esta invitación el Ministerio de Estado.

Suele ser costumbre establecer una guardia permanente en el Ministerio de Estado, desde que S.M. la Reina siente los primeros síntomas de parto.

También era costumbre que dos de los Señores Ministros estuviesen de guardia en el Ministerio de Estado, acompañados del personal correspondiente de sus respectivos departamentos durante el período más crítico del parto.