La forma en que S.M. recibe a los Cardenales por primera vez.
Viene a Palacio acompañado de algunos caballeros de su séquito y familia.
El cardenal envía a saber el día y hora en que podrá tener audiencia con S. M.
Viene a Palacio acompañado de algunos caballeros de su séquito y familia; apéase en el zaguán grande y sube por la escalera principal, pasa por el cuerpo de guardia, donde están los soldados en pie y no toman las armas.
Los porteros abren la puerta de sala y saleta, y los ugieres la de la antecámara, y se quedan así hasta que vuelve a salir; entra por la antecamarilla a la antecámara, y aquí llegan sólo los que tienen entrada.
S. M., avisado de que viene por el Mayordomo Mayor, o el Semanero, sale, acompañado de los Mayordomos y Gentiles-hombres de la Cámara, hasta la mitad del cubillo, que son dos piezas, a recibir al Cardenal, que le pide la mano; quítale el sombrero y le manda cubrir y vuelve con él a la pieza donde come, y entonces se permite que el acompañamiento que se queda en la antecamarilla llegue hasta esta puerta.
S. M. toma silla, y el Aposentador de Palacio, o el Ayuda de la Furriera de semana mete silla al Cardenal.
En acabando la audiencia, S. M. se pone en pie arrimado al bufete; el Aposentador de Palacio, o Ayuda de la Furriera que puso la silla del Cardedal se la quita, y él se despide quitándose el bonete y haciendo una humillación con la cabeza.
S. M. le acompaña hasta la puerta de aquella pieza y le quita el sombrero, y se vuelve a su aposento, y el Cardenal sale acompañado de los que fueron con él.