Niños educados, padres preocupados
Las generaciones más jóvenes se preocupan cada vez menos de la educación de sus hijos
Un niño bien educado es un valor en alza
El otro día me surgió la necesidad de ir a buscar a mi sobrino a una fiesta de cumpleaños, ya que tanto mi hermano como mi cuñada no podían por estar ocupados con su trabajo.
Al llegar a la casa del pequeño anfitrión vi a unos padres que estaban hablando a la puerta de la casa, un chalet unifamiliar. Hablaban sobre cómo eran los niños de ahora. De lo diferentes que eran cada uno de ellos.
Como se hacía tarde, les comenté a los padres del festejante, que avisaran a mi sobrino porque nos teníamos que ir. Al poco tiempo de llamarle, estaba en la puerta, dio las gracias a los padres de su amigo y se fue hacia el coche.
Los padres me dijeron: Tiene un sobrino muy educado. Estamos encantados que haya venido y que sea amigo de nuestro hijo.
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Yo les comenté que no sería para tanto. Ellos me dijeron que no tenía ni la menor idea de cuántos niños había que eran bastante maleducados y carentes de los modales más básicos.
Camino de casa, me hicieron reflexionar las palabras de aquellos padres. Se me ocurrió recordar episodios en el supermercado, en el cine, en la calle... y puede que algo de razón si tuvieran. La mayoría de los niños que recuerdo no son tan educados como mi sobrino. ¿Cuál es el problema?
¿Los padres son educados? Padres despreocupados
El problema, si podemos llamarle problema, son los padres. Las generaciones más jóvenes se preocupan cada vez menos de estas cuestiones por considerarlas triviales o bien por pura dejadez -creen que una buena formación académica es suficiente, y no es cierto-. Algunos padres incluso se quejan del colegio, donde ellos creen que deberían enseñarles, y están muy equivocados. El colegio enseña, instruye y forma. Los padres educan.
Muchos niños no piden las cosas por favor, muchos niños no dan las gracias por nada, muchos niños no saben comportarse socialmente. ¿De quién es la culpa? De sus padres, sin dudarlo.
Nadie espera que un niño sea perfecto, que se comporte como una persona mayor, no. Un niño, es un niño. Pero las buenas maneras y la educación no están reñidas con la edad. Se puede disculpar, justificar y hasta permitir ciertos comportamientos infantiles -dependiendo de la edad-, pero no todo vale.
Muchos padres deberían poder responder a cuestiones tales como: ¿Su hijo está preparado para ir a casa de un amigo como invitado a una fiesta? ¿Su hijo está preparado para jugar con otros niños y compartir sus juegos y juguetes? ¿Su hijo está preparado para comportarse en un centro comercial?... y otras muchas preguntas por el estilo.
"Los niños es normal que se comporten como lo que son, niños. Lo que no es admisible ni justificable es que los padres se comporten como niños"
Nunca es tarde para enseñar a los más pequeños de la casa las reglas y normas para vivir en sociedad, para ser unas personas bien educadas. A medida que pasan los años cada vez es más difícil inculcarles estas reglas y llega un momento en que muchos tiran la toalla. Un niño es como un árbol al que hay que ir regando y cuidando desde pequeño. Si se tuerce, cada año que pasa es más difícil enderezarlo, hasta que llega un momento en que es prácticamente imposible.
Recuerde que uno de las mejores formas de educar a los más pequeños e, incluso, a lo mayores es dar un buen ejemplo.