Qué hacer frente a las palabrotas
Los niños que dicen palabrotas suelen escucharlas en su casa, en el colegio o en los espacios públicos
Palabrotas, groserías y palabras malsonantes
Cuando nos enfrentamos a las groserías de nuestros hijos, es muy posible que no estemos preparados para ello. Es difícil responder de forma adecuada a estos comportamientos. En este caso, casi siempre actuaremos como lo hacían nuestros padres.
Entre el " te voy a la lavar la boca con jabón -o con lejía- ", y el ignorar el hecho, hay mejores opciones que no solo señalan al niño lo que está permitido y prohibido, sino que nos llevan a indagar por qué lo hace.
Una línea general es ser claro desde el principio -y entiéndase desde que el niño es pequeño- respecto al lenguaje permitido. Si no vas a tolerar una palabra, debes especificarlo por más pequeño que sea tu hijo. Modela el lenguaje correcto y pon castigos a los infractores, constantes pero no severos. Un niño menor de cuatro años no sabe que no puede utilizar esa palabra; por tanto, no puede ser castigado por ello.
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Si ya son algo más mayores, a partir de los cuatro o cinco años, se les puede castigar a no ver la televisión, a no jugar con la consola o retirándoles de la mesa.
¿Qué podemos decir en vez de -una palabrota-?
El objetivo sería ampliar el vocabulario del niño para suplir el uso de groserías y palabras malsonantes.
Las más veces, cuando un niño utiliza palabras groseras, no entiende su significado. Cuando la ocasión se presente -esperamos que no sea en una reunión familiar-, se reunirá a los niños involucrados y con calma, y no a manera de regaño, se le preguntará lo que significa esa palabra. Esto se hace con el fin de escuchar sus versiones y adaptarse al grupo en cuanto a una explicación del significado real de la palabra. En cuanto a ésta, quedará a criterio de los padres decidir sobre el sentido que se les quiera dar a las palabras. Después se les dirá que esa palabra se usa cuando la gente maleducada, ignorante o cuando la gente no puede expresar su ira.
Finalmente, se les preguntará qué palabra podemos utilizar en lugar de la grosería. Se pueden enseñar entonces palabras nuevas como: torpe, incauto, insensato, pusilánime... que a veces resultan tan atractivas para los niños como las groserías mismas.
Es necesario recordar aquí que el niño adoptará el vocabulario utilizado en su medio social. Entonces, ¿cómo hablamos los adultos entre nosotros? Esta actividad la podemos hacer desde que los niños tienen tres años, aproximadamente.