Temas para mayores. La mujer y las profesiones.

A partir del año veinte, más o menos, se inicia en España, aunque esporádicamente, este movimiento conducente a incorporar a las niñas colegialas de clase acomodada, a los estudios universitarios.

Ediciones de la Sección Femenina, Departamento de Cultura. 1.955

 

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Convivencia Social. Formación Familiar y Social. Tercer curso.

Los años posteriores a nuestro libro se caracterizan por la entrada progresiva de la mujer en las tareas intelectuales conducentes a la formación profesional.

A partir del año veinte, más o menos, se inicia en España, aunque esporádicamente, este movimiento conducente a incorporar a las niñas colegialas de clase acomodada, a los estudios universitarios. Y cuando la flamante Ciudad Universitaria inaugura la Facultad de Filosofía y Letras, en los años treinta al treinta y cinco, ya el maravilloso paisaje de la Moncloa se puebla cada mañana de alegres estudiantes femeninos con sus jerseys multicolores. Pero aun esta preparación intelectual es en la mayoría un pasatiempo, un adorno sin una total finalidad práctica.

Cuando verdaderamente la idea de una preparación profesional para todas las mujeres se apodera de la mentalidad de los padres de familia de todas las clases sociales es en torno al año cuarenta.

La causa puede estar relacionada con la economía, con la moral. Analizar este hecho corresponde a los sociólogos. Se produjo el hecho con anterioridad en los países americanos y en otros países europeos, cuya actitud no dejó de influir en España.

Que la mujer acreciente la economía familiar ya está recomendado en el libro de los proverbios, cuando Salomón describe las tareas de la mujer fuerte, la que es más valiosa "que las perlas". Salomón dice que, además de levantarse de madrugada para preparar el trabajo a los criados, ella con sus manos planta una viña y "hace una hermosa tela y la vende, y vende un ceñidor a un mercader".

Pero si bien el trabajo en sí es siempre un bien, un mérito, un hecho laudable, también es un castigo por el pecado. Y si la mujer ya tuvo castigo propio por su primer pecado, ¿por qué echar sobre sus hombros otro castigo más?. ¿Precisamente aquel que parecía el castigo peculiar de los hombres?.

Considero que sólo debemos aceptar esta posición de la formación profesional de la mujer con ciertas reservas, dando a entender que si es necesario la mujer no niega su colaboración y está capacitada para prestarla. Pero a ser posible, transitoriamente. Con billete de ida y vuelta. Considerando que lo mejor de un viaje es siempre la vuelta. Y la vuelta en este caso concreto a que aludimos es precisamente como la vuelta de cualquier viaje a la casa, al hogar. La maternidad, el gobierno de la casa, la decoración, la educación de los hijos, la amistad y la camaradería intelectual con el marido, etc.

Esta es para la mujer la gloriosa vuelta del viaje por el campo de las tareas profesionales. Y no renunciamos a esta posición ligeramente, porque habremos perdido nuestro paraíso.