Etiqueta en Argentina. Vida social. Hospitalidad e invitados.

Cuando hable de negocios en la mesa, no debe profundizar, sino atender a aspectos menos importantes y más generalistas.

 

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Cuando acuda a un restaurante para almorzar, debe evitar, en todo momento, hablar de negocios, salvo que sus anfitriones introduzcan el tema en la conversación. Aún cuando se hable de negocios, no se debe profundizar, sino atender a aspectos menos importantes y más generalistas.

Las cenas, suelen tener un contenido más social, y en ellas, es muy improbable que se hable de negocios. Además, a las mismas, se suele invitar a su acompañante, por lo que no sería demasiado cortés hablar de negocios delante de personas ajenas al tema.

Los argentinos usan los cubiertos al estilo europeo, y de la misma forma que en otros países occidentales, la forma de hacer una pausa a media comida y de mostrar que se ha terminado, se identifica con los cubiertos colocados en una forma determinada.

Cuando quiera llamar al camarero, levante su dedo índice totalmente estirado y haga una leve señal al camarero, el cual se acercará a su mesa en un momento.

Recuerde que quien invita paga la cuenta, aunque usted puede (aunque se lo rechacen) ofrecerse a abonarla, como gesto de cortesía. Un detalle a tener en cuenta, es que las bebidas extranjeras tienen unos impuestos muy altos, por lo que no es muy elegante pedir bebidas importadas que harían subir mucho la cuenta de nuestros anfitriones. Debe conformarse con las bebidas del país, a menos que sea el propio anfitrión el que solicite otro tipo de bebidas.

En la mesa no está bien visto el uso de los palillos (mondadientes), así como los gestos de hurgarse la nariz o las orejas, rascarse, gargarear con la garganta, etc. Son gestos bastante vulgares para ellos.

Según algunas fuentes, puede que sea una leyenda urbana, en fiestas y otros acontecimientos sociales, está permitido llegar hasta con treinta minutos de retraso. Es más, llegar puntual no es nada elegante, e incluso algunos afirman, que es incorrecto. Permítanos que tengamos muchas dudas a este respecto.

Los argentinos dejan la puntualidad para los espectáculos deportivos, el teatro, los conciertos y para las citas para comer (almuerzo o cena).