Las visitas y las concurrencias. II

El modo de comportarse cuando se hace una visita o se está compartiendo una conversación o charla.

Tratado completo de urbanidad en verso, para uso de los jóvenes. 1850.

 

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Las visitas y las concurrencias.

No leas papel o libro
sin haber pedido antes
permiso a los circunstantes
para poderlo efectuar.
Fumar sería impolítico,
y el que una lengua extranjera
que el concurso no entendiera
llegases con otro a hablar.

Jamás salgan de tus labios
alabanzas excesivas,
pues suelen ser ofensivas
cuando inmerecidas son;
y si acaso una persona
elogiase en tu presencia
algo de tu pertenencia,
ponlo a su disposición.

Vuelve a un lado la cabeza
cuando escupir te es preciso,
y la saliva, te aviso,
que al instante pisarás;
si te hallas en un estrado
los esputos en el suelo
no arrojes, en el pañuelo
con disimulo echarás.

Ten presente cuando entres
o salgas por una puerta,
esté cerrada o abierta,
así la debes dejar;
y si al penetrar por ella
que otro va a hacerlo, es el caso,
tienes que franquearle el paso
y saludarle a la par.

Cuando te hayan noticiado
una boda o nacimiento,
debes visitar atento
a quien te lo hizo saber;
y en vista de su alegría
con tan plausible motivo,
con tono, el más expresivo,
la tuya le has de exponer.

Si alguien te ofrece su casa,
o si has sido convidado
debes, si no has aceptado,
a quien te honró visitar.
Este debe por su parte
al que su favor admita
de atención una visita
dentro de ocho días pagar.

A las personas que debas
en las pascuas y en sus días
renueva las simpatías
de tu aprecio y amistad;
y cuando les sobrevenga
un suceso venturoso,
hazles presentes tu gozo
por tanta felicidad.

Cuando a un sujeto que amas
ocurra una desventura,
en cuanto puedas procura
prestarle consolación.
Las obras más elocuentes
que las frívolas protestas
en ocasiones como estas
solo endulzan la aflicción.

De los amigos y deudos
es natural se despedida
aquel que está de partida
por si algo quieren mandar;
mas cuando se halle de vuelta
se le debe una visita
en que se le felicita
si llegó sin novedad.

Si una visita recibes
de una persona decente
le rogarás que se siente,
y tú en seguida lo harás;
a la misma al retirarse
hasta la puerta acompaña,
y si aquella fuese extraña
tu casa le ofrecerás.