Carta de un militar a un amigo participándole la llegada del cuerpo a un lugar.
Carta de un militar a un amigo suyo participándole la llegada del cuerpo a otro punto.
Carta de un militar a un amigo participándole la llegada del cuerpo a un lugar.
Sr. D. E.B.A.
Zaragoza.
Tudela 20 de agosto de 185..
Mi apreciado amigo:
Cuando menos esperábamos y cuando había perdido la esperanza de salir del destierro, que para mí lo era la permanencia en C., nos dieron la plausible noticia de que íbamos a marchar hacia Santa C., desde cuyo punto probablemente nos trasladaríamos a ésta. Esta vez en efecto no nos llevamos chasco; el trece a la madrugada el toque de diana nos advertía que estuviéramos prontos y que dejáramos nuestros colchones de piedra para ponernos en camino. Al toque de llamada que no tardó en resonar por aquella calle, me despedí de mis patrones y de la vecinita de enfrente, y ocupando mi lugar seguía a los hijos de Marte, sin pensar siquiera en dirigir una mirada a la fastidio sa morada que íbamos a abandonar.
A medida que nos íbamos alejando, todo me parecía más risueño, los campos se presentaban a mi vista magníficos, y las huertas que al paso encontrábamos, tenían para mí mil atractivos; las montañas me parecían menos ásperas, las humildes chozas castillos, y fos sencillos montañeses de las poblaciones que atravesábamos, señores en comparación de los ciudadanos que habíamos abandonado. Yo no dudo que algo habría de ilusión; pero no lo era todo; no cabe duda que a medida que nos internábamos por este hermoso pais, la naturaleza toda ofrecía más atractivos. Después de dos días de descanso en Santa C., y otro en el P., emprendimos la marcha para V., población muy hermosa donde no hicimos más que pernoctar y al siguiente día llegamos a ésta.
Hazme el favor de participar en mi nombre a los amigos este pequeño cambio de domicilio a que están expuestos a cada instante los militares por si gustan escribirme.
Mantente bueno y dispon como gustes de tu amigo y S.S.
S.J.