Deberes de la buena educación relativos a varias circunstancias de la vida. El bautismo.
Si los vínculos de la sangre os imponen esta obligación, no hay motivo alguno para que os dispenséis.
En el catálogo de los numerosos compromisos que diariamente asaltan en la vida, se halla el cargo de padrino. Si los vínculos de la sangre os imponen esta obligación, no hay motivo alguno para que os dispenséis, pero en el caso contrario podéis buscar un pretexto o una excusa. Otros casos hay en que, sin necesidad del parentesco, existen razones muy poderosas, no solo para dejar de aceptar sino para anticiparse a ofrecerse como tal padrino.
Una íntima amistad y la gratitud, pueden entre otras mil causas crear esa situación. Una vez aceptado el compromiso, es preciso hacer las cosas convenientemente según su estado y el de la familia a quien este obsequio se hace.
El padrino acostumbra a regalar a la madre, y también a la madrina. La clase de objetos que se emplean en estos regalos varía según las diversas costumbres de cada pueblo, siendo regla suprema en este punto la práctica establecida en las diferentes clases de la sociedad. A su vez la madrina, suele también obsequiar al padrino, en cambio del regalo que este la hace. Aquella, está también en la obligación de regalar a la madre y al niño. Si se trata de personas ricas, se acostumbra dar a la madre una vajilla de porcelana u otra materia, y al niño una falda de encage y un gorrito de ricos bordados.
También en algunas partes se acostumbra que la madrina regale a su ahijado el primer vestido que ordinariamente se llama de corto. Si se trata de personas pobres, entonces los regalos de la madre deben reducirse a los alimentos o comestibles destinados a su convalecencia, y respecto al niño, una envoltura mas bien de abrigo que de elegancia.
Los criados de la casa y la nodriza, tienen también derecho a ser regalados.
En algunos pueblos se acostumbra que al salir de la iglesia la comitiva, el padrino arroge algunas monedas a los muchachos que fieles observadores de prácticas para ellos tan halagüeñas, aguardan este momento en las afueras del templo.
También se acostumbra, en algunos puntos, a tener una gran comida o refresco al regreso de la ceremonia, en cuyo convite el padrino y la madrina deben ser los obsequiados principalmente.
En todo tiempo deben dar estos a su ahijado muestras del mayor interés y aprecio.
Entre las personas de alguna consideración, se da la noticia del nacimiento de un hijo por medio de un billete, al cual es preciso corresponder por medio de una visita que la recién parida paga después de su primera salida a la iglesia.
Tanto en el caso de recibir el parte referido, ya concurriendo la circunstancia de amistad o relaciones, se está en obligación de mandar diariamente a saber de la recién parida.