Las conveniencias materiales de la conversación

La conversación es el principal medio, quizá el único de agradar y brillar en sociedad cuando se domina el arte de la palabra

Nuevo Manual de la Buena Sociedad o Guía de la Urbanidad y de la Buena Educación.

 

Buena conversación. Reglas de etiqueta para mantener una buena conversación foto base StockSnap - Pixabay

Consejos para mantener una buena conversación

Aquella urbanidad

Esta primera división comprenderá los cuidados y las precauciones fisicas de los órganos de la conversación, los movimientos, la manera de escuchar, la pronunciación y la pureza del discurso bajo el aspecto gramatical.

Los cuidados físicos de la conversación

La conversación es el principal medio, quizá el único de agradar y brillar en sociedad. Siendo esto así ¿cómo es que tantas personas hablan sin cuidarse del ridículo que se atraen y del mal rato que hacen pasar a los otros? Sin examinar si tienen algunos defectos físicos que les impidan el bien hablar, sin buscar los medios de corregir estas malas disposiciones.

Señalaremos algunos defectos y los medios de remediarlos

Es indispensable al hablar evitar el llevar la lengua demasiado adelante sobre el borde de los labios; pues esta mala costumbre tiene muchos inconvenientes, tales como ocasionar una especie de silbido desagradable por el contacto de este órgano con los dientes; embaraza la pronunciación y os expone a lanzar saliva hacia fuera. Cuando esta mala costumbre o el excesivo desarrollo de la lengua hacen frecuentes estos accidentes, se debe tomar un estudio especial en llevar la lengua hacia las interioridades de la boca sobre ambas encías.

En cuanto al defecto opuesto, con motivo del poco volumen de la lengua, es preciso ejercitarse con frecuencia cuando se está solo, en pronunciar con claridad. Declamar y pronunciar repetidas veces las palabras que ofrezcan más dificultad, es un ejercicio muy saludable.

Hay personas en quienes la saliva es tan abundante que les hace difícil la pronunciación, y éstas deben procurar acostumbrarse a pasarla antes de hablar.

La urbanidad acorde con la higiene, prescribe que la dentadura esté bien cuidada. Unos dientes amarillentos, y una boca que despide mal olor impide y destruye cuanta gracia y elocuencia pueda tener la mejor conversación. Los fallos o sentencias del desagrado no tienen apelación.

Algunas personas que tienen buena dentadura tienen la fatuidad de hacer gala de ella al hablar; lo que a la vez que es en gran manera ridículo, perjudica a la fisonomía. Es preciso no descubrir los dientes más que lo que sea necesario pero evitando siempre la afectacion. Hacer uso de un limpia dientes mientras se habla, tocar las encías o tener una flor en la boca son costumbres de muy mal tono.

Abrir demasiado la boca cuando se habla, y sobre todo, cuando se hace una exclamación de admiración o de sorpresa, torcer la boca para darse un aire original; apretarla para hacerla pequeña; reír de una manera necia y estrepitosa; imprimir a los labios un movimiento convulsivo cuando se refiere alguna cosa sombría o terrible; alentar sobre el rostro de la persona con quien se habla, son defectos chocantes e insoportables.