Acciones irregulares que deben evitarse en las concurrencias.

Una relación de las acciones que deben evitarse en presencia de otra persona.

Tratado de la obligaciones del hombre. 1821.

 

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Dadas estas reglas por lo tocante al modo de hablar, pasaremos a las acciones irregulares que deben evitarse en las concurrencias, y generalmente en presencia de toda persona a quien se deba respeto. Dichas acciones son las siguientes:

1º. Desnudarse, vestirse, estirarse las medias, componerse los zapatos, limpiarlos del polvo o del barro, y otras cosas semejantes.

2º. Cortarse las uñas, o roerlas con los dientes.

3º. Ponerse el dedo en la boca o en la nariz, o mirar al pañuelo después de sonarse.

4º. Rascarse en la cabeza o en otra parte, de modo que lo vean los demás.

5º. Hacer visajes o gestos con la boca, con la nariz, con los ojos o con la frente, estar con la boca abierta, sacar la lengua, morderse los labios o limpiarse los dedos y las manos con saliva.

6º. El recostarse contra el respaldo de la silla, el estirar los brazos, o dar castañetazos con los dedos.

7º. Toser o estornudar demasiado fuerte, o rociar a los demás con la saliva, cuando no se tose o se estornuda. Para evitar este inconveniente debemos volver la cabeza a otro lado al toser o estornudar, poniendo el pañuelo delante de la boca y narices.

8º. El tocar la trompeta al sonarse, el bostezar con mucho sonido, o el seguir hablando al mismo tiempo que se tiene la boca abierta para bostezar; aun el mismo hecho de bostezar debe evitarse en lo posible en presencia de otros, porque da a entender que nos cansa su compañía.

9º. El alentar en la cara de la persona con quien se habla, o rociársela con la saliva que salta al hablar.

10º. El gargajear o escupir en el suelo frente del sujeto con quien se habla.

11º. Rechinar los dientes o limpiárselos, o escarbarlos, o morder piedras ásperas o hierro, o hacer rumor alguno desagradable.

12º. El hablar o reír consigo mismo en presencia de otros, o cantar o tocar el tambor con los dedos, o desperezarse, o silbar, o enredar con los pies, como también el juguetear con cualquiera cosa que se tenga en la mano.

Igualmente es descortesía el dar grandes carcajadas, el reír con un estruendo indecente o sin motivo, o por cosas insulsas, o reírse de otro cara a cara y con desprecio.

13º. Sentarse cuando los demás están en pie, pasearse o saltar mientras los demás están sentados, leer cartas o libros, o dormirse cuando otro habla.

14º. El disponerse para satisfacer alguna necesidad natural delante de otras personas, o volverse a vestir en su presencia, o lavarse después las manos delante de ellas.

15º. Enseñar a otro alguna cosa asquerosa, o darle a oler alguna cosa pestilente.

16º. El volverse de espaldas a otro, o apoyarse en sus hombros, o dar con la mano o con el codo a aquellos con quienes se habla.

17º. El conversar con alguno al oído y en secreto en presencia de otros, sin haber pedido su venia.

18º. El arrimarse a los que están hablando en secreto, o a los que cuentan dinero, o el ponerse enfrente de la puerta del gabinete o de la sala adonde alguno se ha retirado.

19º. El tirar del vestido, o coger del brazo, o tocar en la espalda a las personas con quienes se quiere hablar, o llamarlas de lejos a gritos o con gestos. Cuando queremos hablar a alguno, principalmente si es persona de autoridad, debemos ir a buscarlo donde esté, pedirle después de hacerle la cortesía debida permiso para hablarle, y si tenemos que decirle alguna cosa reservada, tomar antes la venia de los circunstantes.

20º. Tampoco se debe alargar la mano por delante de una persona para recibir o dar alguna cosa a otra, pues esto debe hacerse siempre por detrás de la persona intermedia.

21º. Por la misma razón no debe pasarse por delante de otra persona sin necesidad, o sin pedir su permiso, antes es menester pasar siempre por detrás, cuando hay lugar y cuando no lo hay, tomar su venia, como se ha dicho.

22º. Si estando sentados se acerca alguno a hablarnos, debemos ponernos en pie.

23º. Si alguno nos hace alguna pregunta, no debemos responder a secas si o no, sino sí señor, o no señor.

24º. Jamás debemos usar con las personas que nos son superiores del tono imperativo, como v. gr. (verbi gratia) diciendo haga usted esto, diga esto otro, venga o vaya y compañía, sino diciendo antes: suplico a usted, le ruego hágame usted el favor, o la fineza, o el gusto, o sírvase usted de hacer o decir tal cosa.

25º. A cada persona de autoridad hemos de dar en la conversación el título que la corresponda, como de Majestad, Alteza, Excelencia y compañía, cuya distinción se aprenderá fácilmente con la instrucción de los Maestros, y el trato de gentes.

26º. Aun con nuestros iguales debemos evitar toda expresión que suene a imperio; y así en lugar de decir haga usted esto, o haga lo otro, debemos usar de estas o semejantes expresiones, hágame usted el favor, o sírvase usted de hacer esto o lo otro.