Elogios y agradecimientos en sociedad.

Debemos abstenernos de hacer comparaciones, en especial si recaen en dos o más individuos de una misma reunión.

Tratado de urbanidad para uso de las escuelas. 1865.

 

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Elogios y agradecimientos en sociedad.

Cuando alguno contradiga nuestra opinión, ma­yormente si lo hace en términos decorosos, como por ejemplo: "si Vd. no lo lleva a mal me tomaré la franqueza de advertirle que en lo que ha dicho pade­ce equivocación", contestaremos sin calor, y hasta con agrado: "mas bien que llevarlo a mal me hará Vd. mucho favor en rectificar mis errores"; "no dudo haberme equivocado, y espero se servirá Vd. manifes­tármelo".

Cuando a uno le alaben en su presencia guár­dese de responder, como algunos, con las pala­bras "Vd. se burla"; sino modestamente con estas u otras análogas: "es favor que Vd. se sirve dispen­sarme", o "que debo a la bondad de Vd."; "he cumpli­do solamente con mi deber"; "Vd. me confunde con unos elogios de que no soy digno".

Debemos abstenernos de hacer comparaciones, en especial si recaen en dos o más individuos de una misma reunión, porque siempre son odiosas, como el decir: "la señorita N. ha cantado o baila­do con más gracia que la de tal"; pues a esta se le hace un disfavor imperdonable en su concepto. Ad­herirse exclusivamente a una señora delante de otras es faltar al miramiento que se les debe a éstas.

Si una persona nos prestare algún servicio o nos regalare alguna cosa, le agradeceremos su es­mero en estos u otros términos semejantes: "estimo el favor de Vd."; "aprecio muchísimo su atención"; "acep­to su fineza con el mayor gusto", y "le doy a Vd. mil gracias". El presentar y recibir alguna cosa se ve­rifica con la mano derecha y quitado el guante, menos cuando se da la mano en señal de amistad, en cuyo caso se dice: "salvo el guante".

Al citar un obsequio que hayamos recibido de una persona, mayormente si es superior, en vez de decir: "D. N. me visitó"; "la señora tal cumplió mi encargo", podrán usarse estas expresiones: "D. Fu­lano me hizo el honor, o tuvo la bondad de visitarme"; "la señora de tal se tomó la molestia de cumplir con mi encargo".

Hay sujetos que queriendo darse una importan­cia diplomática no cesan de repetir: "mi tío Marqués N."; "mi amiga la Condesa de T. me ha convidado hoy a comer", etc. Semejantes personas, lejos de captarse con tales palabras la reputación que se imaginan, no adquieren sino émulos y criticadores que desean ver humillada una arrogancia tan imperti­nente que revela siempre una alma baja.