Las mujeres de edad.

El trato frecuente con mujeres de edad es el que inspira aquella urbanidad, aquella elegancia de modales, tono y dulzura.

El hombre fino al gusto del día, o Manual completo de urbanidad, cortesía y buen tono.

 

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De las mujeres de edad.

Al hablar de las mujeres de edad en un tratado en que nos proponemos presentar los escollos que aguardan al hombre en su entrada en el mundo, de ningún modo se crea que una mujer de éstas es un escollo; todo al contrario; el trato frecuente con estas mujeres es el que inspira aquella urbanidad, aquella elegancia de modales, tono y dulzura; en una palabra, aquel amor propio bien entendido, únicas cosas que pueden dar al hombre fino el renombre de perfecto a que le es permitido aspirar; pero las jóvenes haciéndonos contraer, sin quererlo, por su influencia sobre nuestra alma, todos aquellos hábitos fáciles que constituyen al hombre amable, deben aprovecharse más tarde de la amabilidad que hemos adquirido a su lado.

Es propio de todas las mujeres en general la bondad, las gracias, el talento y la indulgencia; así es que a todas ellas debemos respetarlas y obsequiarlas a su vez. ¡Cuánto provecho, pues, no se puede sacar de una mujer en quien la vejez solamente ha destruido la hermosura! ¡Cuán dulces no son en ella los consejos de la experiencia! Seguramente que no se parecen a las reconvenciones y recriminaciones de un viejo lleno de mal humor, y privado de toda ilusión; sino de una mujer amable que nos da lecciones dulces, porque las ha sacado de recuerdos llenos de encantos. Su moral acierta con la senda de nuestro corazón, porque no es precisamente enemigo del placer inocente, y porque sale de aquel sexo que siempre ha sabido hacerse oír de nuestro corazón.

Hablo aquí de las mujeres de edad generalmente, porque se encuentran también, a veces, alguna que otra a quien la vejez hace tan mal intencionada y ridícula, que se venga sobre los jóvenes de la pérdida de sus gracias; pero de todas maneras son excepciones que no deben derogar la regla, y se puede decir claramente que un hombre que se burla de las mujeres de edad, es indigno de ser amado de las jóvenes.