La evasión Cool del protocolo
Los ciudadanos de a pie necesitan ciertas convenciones protocolares para poder convivir. Para los funcionarios, es parte de su trabajo. Pero muchos de ellos no las necesitan
La evasión "cool" del protocolo
Supongamos que nos da un ataque de vida sana y decidimos ir a correr a la pista del Parque de las Naciones. Tras unos minutos, nos encontramos de frente con un conocido, que realiza el circuito de manera inversa.
- Hola, qué tal -nos vemos en la obligación de decir si las miradas se cruzan.
Todo bien hasta ahí. Pero... ¿qué pasa cuando volvemos a cruzarlo en la vuelta siguiente? ¿Hay que volver a saludarlo? ¿Cómo? ¿A cuál de los dos le corresponde la iniciativa?
Algo parecido sucede cuando nos vemos en la calle con un viejo conocido que pregunta: "Che, ¿cuándo nos juntamos?".
¿Por qué esa gente presupone que tendremos ganas de reunirnos? ¿Qué se supone que le contestemos? Si le decimos la verdad, herimos su orgullo. Apelamos entonces al tradicional "Nos hablemos y arreglamos", con el que ambos saben perfectamente que eso no sucederá.
Las reglas del protocolo en la vida cotidiana no son fáciles de seguir, pero a veces hacen falta para no pelearse con todos.
Los ciudadanos de a pie las necesitan para convivir. Para los funcionarios, es parte de su trabajo. Pero muchos de ellos no las necesitan.
Very grosso . Para quienes siguen el protocolo al pie de la letra, un desliz irrisorio puede ser objeto de crítica. El mundo de la etiqueta se sobresaltó cuando, en junio de 2007, el entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, le dijo "señor" en lugar de "Su Santidad" al papa emérito Benedicto XVI .
Otra anécdota que refleja el sitio español protocolo.org -punto de encuentro de la crema y nata del universo de la etiqueta- se refiere a Néstor Kirchner en octubre de 2003, en ocasión de una visita presidencial a Posadas. Allí, el ahora fallecido mandatario dejó de lado el protocolo para mezclarse con la gente, evadir el control de los policías y firmar autógrafos.
Kirchner era propenso a esas prácticas, tanto como su esposa y actual presidenta, Cristina Fernández . La última muestra es la carta de salutación al actual Papa con motivo del Día del Pontífice. De seguro que la misiva pasará a formar parte de las curiosidades de protocolo.org, en especial el épico saludo final de "tome mate".
Claro que tales salidas de protocolo para dirigirse a algunos no incluían ni incluyen a periodistas no militantes, a quienes no suelen dirigirles la palabra. Ni ella ni la mayoría de sus funcionarios.
De allí el sobresalto patológico del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, cuando periodistas del diario Clarín le preguntaron durante una reunión en la Embajada de Estados Unidos, -tan fuera de protocolo, se defendió Moreno- por la clausura a supermercados.
Sus improperios y gritos no sorprenden: reflejan muy bien la idea que él y sus superiores tienen, no ya de un medio o una empresa, sino de los trabajadores que intentan hacer su tarea, aunque esta no siga el protocolo de la adulación incondicional.
Pueden ser periodistas, gremialistas críticos o empleados de un call centerque ganan la personería jurídica por fuera del sindicalismo oficial. Hacia ellos, indiferencia very grossa.