Los guantes, historia y uso
El guante ha sido un complemento de moda más utilizado como adorno que con una finalidad práctica. En la actualidad es todo lo contrario
La historia de los guantes y su evolución
Reglas de etiqueta para utilizar unos guantes
El guante -prenda que cubre y protege la mano- no tiene un origen muy bien definido. Si tratamos de buscar el origen del guante no hay unanimidad entre los expertos en la historia de la moda. Unos le atribuyen un origen laboral, al proteger la manos del trabajador y del frío; otros expertos, lo consideran un mero ornamento y complemento del vestuario, cuando iban adornados con piedras preciosas, ricos bordados, etcétera.
En sus inicios los guantes no eran tal y como los conocemos hoy en día, eran manoplas. Solo empezaron a utilizarse guantes -con los dedos separados- a partir del siglo XII.
Los guantes han servido para vestir y para trabajar, pero también como elemento distintivo; en la época medieval eran símbolo de nobleza; durante el siglo XIX "dar con el guante en la cara" o "lanzar el guante" era una forma de retar a otra persona; se le "obligaba" a tener un duelo entre caballeros. Si no aceptaba, veía comprometido su honor.
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Los guantes han evolucionado y actualmente es posible encontrar guantes tanto de piel -de las más diversas pieles- como textiles. Los guantes para uso diario, son los más utilizados; los que tienen una mera finalidad ornamental apenas se utilizan -casi en desuso salvo cuando se ponen de moda-.
Según la R.A.E. un guante es: "Prenda para cubrir la mano, que se hace, por lo común, de piel, tela o tejido de punto, y tiene una funda para cada dedo". Puede servir tanto de prenda de abrigo o bien como simple ornamento o complemento de un vestuario o uniforme.
Reglas de etiqueta para el uso de los guantes
Socialmente, el guante se debe retirar para saludar. Los hombres están obligados a quitarse el guante; para las mujeres es optativo, aunque es mucho más elegante hacer un saludo con la mano sin enguantar; la excepción se suele hacer cuando se viste guantes largos; en este caso es comprensible que la mano permanezca con el guante puesto.
Como curiosidad diremos que durante la Edad Media no estaba permitido que una persona tuviera sus manos enguantadas cuando se encontraba en presencia de un superior o una persona de mayor jerarquía.
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Los guantes tienen el mismo "reglamento", prácticamente, que el uso del sombrero . Es correcto y educado quitarse los guantes antes de entrar a una iglesia o templo, antes de entrar en un hospital, antes de entrar a una casa donde se va de visita, antes de entrar en un espectáculo, etcétera.
Ni que decir tiene que no se come con los guantes puestos, no se juega a las cartas, ni se baila -aunque algunas señoras si lo hagan-, etcétera. Las actividades de interior no permiten que quienes participan en ellas tengan sus manos enguantadas -salvo algunas excepciones-.
Si una mujer permanece con los guantes puestos no se debe besar la mano ni hacer el saludo del besamanos.
Los guantes, al igual que cualquier otro complemento del vestuario, deben combinar bien con la ropa y ser acordes a la época del año en que se visten. No sería muy elegante, ni apropiado, vestir unos guantes de piel forrados de borreguillo en verano, por poner un ejemplo bastante insólito.
El guante al igual que el largo del vestido, se alarga a medida que avanza el día. Es decir, los guantes más largos se visten por la tarde noche, con vestidos sin mangas.