Romper el Protocolo.

Ahora, se imponen las chaquetas informales, las guayaberas, las camisas con tejidos indígenas e incluso los sombreros rancheros y las sandalias.

 

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La moda antipompa y antietiqueta.

El traje oscuro con corbata ha dejado de ser el único atuendo adecuado para un mandatario latinoamericano el día de su investidura. Ahora, se imponen las chaquetas informales, las guayaberas, las camisas con tejidos indígenas e incluso los sombreros rancheros y las sandalias.

El ex obispo Fernando Lugo, quien tomo posesión el 15 de agosto recién pasado como nuevo presidente de Paraguay, se ha sumado a esta moda antipompa y antietiqueta que tiene variantes étnicas, ideológicas y otras basadas en la comodidad y el rechazo al convencionalismo.

Sin haber sido parte nunca del poder, el escritor colombiano Gabriel García Márquez puede ser considerado un pionero de esta tendencia, por haber acudido a recoger el Premio Nobel en 1982 vestido con liqui-liqui, un traje de lino blanco típico del Caribe colombiano, en lugar del frac tradicional.

Lugo no usa corbata en las ceremonias y ha dicho que solo si hace frío cambiará sus habituales sandalias, en ocasiones simples chanclas de goma, por zapatos.

Con estilo propio.

Lugo, ex obispo de San Pedro, sigue los pasos del boliviano Evo Morales, el primer mandatario indígena de su país, quien no usó corbata el día de su investidura ni en visitas oficiales a otros países y ha creado tendencia con su vestimenta.

Morales lució en su toma de posesión una original chaqueta oscura sin solapas y rematada con aguayo (tela tejida a mano por los pueblos aimara y quechua), que combinó con una camisa blanca con el primer botón desabrochado. En actividades menos formales, su indumentaria suelen ser los vaqueros, las camisas de manga corta y su famosa chumpa (jersey o suéter) tricolor.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, tomó posesión vestido con un traje oscuro sin corbata y con una camisa blanca de cuello redondo y adornada con figuras de las culturas indígenas de su país, que se ha convertido en su prenda distintiva.

Otro mandatario alérgico a las corbatas es el nicaragüense Daniel Ortega, quien se distinguió por llevar el día de su investidura una camisa blanca de manga larga arremangada que prácticamente se ha convertido en su vestimenta habitual.

Al uso de sombreros o ponchos también recurren otros mandatarios como el de Colombia, Álvaro Uribe, quien utiliza uno de paja aguadeño (del pueblo de Aguadas) y se tercia al hombro un poncho típico de Antioquia, su región natal, durante sus reuniones los fines de semana.

Traje formal, pero con sombrero.

El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, llegó a su investidura, el 27 de enero del 2006, vestido de traje formal, pero con su acostumbrado sombrero ranchero, que solo se quitó cuando recibió la banda presidencial.

El estilo ranchero lo impuso el ahora ex presidente mexicano Vicente Fox, a quien algunos apodaron "el presidente con botas", porque llevaba ese tipo de calzado de estilo vaquero hasta con esmoquin.

En la asunción del segundo mandato consecutivo como presidente del dominicano Leonel Fernández, el 16 de agosto último, el programa oficial exigió traje blanco para todos los actos del día.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pese a ser revolucionario y bolivariano, ha vestido traje negro en sus tres investiduras (1999-2000-2006), pero en actos populares y mítines políticos luce la camisa y la boina roja chavista.

La imagen de Fidel Castro, ya apartado del poder, está tan asociada al uniforme verde olivo que el día de 1994 cuando apareció en una Cumbre Iberoamericana con una guayabera hizo correr ríos de tinta.

La primera vez que apareció en público vestido de civil en Cuba fue el 26 de junio de 1996 para recibir el título doctor honoris causa de una universidad japonesa.