Soy diputado, ¿qué me pongo?
De la raya en el pelo de Suárez a los trapos de las ministras del primer Gobierno Zapatero en la portada de 'Vogue'.
De la raya en el pelo de Suárez a los trapos de las ministras del primer Gobierno Zapatero en la portada de 'Vogue'. La política es imagen y sobre la imagen hay mucho que reflexionar. Por ahí va el ensayo 'Política y moda. La imagen del poder', de Patrycia Centeno, editado por Península.
"El aspecto de un político no persigue que nos guste o no lo que lleva puesto, el objetivo es que la imagen apoye pero nunca eclipse su discurso. El estilismo gubernamental consiste en equilibrar las cualidades de seguridad, seriedad y cercanía para que la apariencia resulte creíble. Cada una de las decisiones que se tomen en cuestiones de estética o indumentaria, para que sea coherentes el mensaje verbal y el no verbal, deberán tener siempre en cuenta los factores ideológicos (del partido y de la persona), contextuales (sociales y geográficos) y personales (rasgos físicos y psicológicos) de cada candidato".
Está bien. Pero, igual que alguna vez se ha hablado del peligro que supone para los políticos parecer demasiado leídos; ¿ocurre lo mismo en este mundo? ¿Es mal asunto ser demasiado sofisticado, tener un aspecto demasiado reconocible? "Deseo que, por el bien de todos, la cultura nunca sea un peligro. Aunque me gustaría, no conozco ningún político actual que haya llegado a tener problemas por parecer demasiado culto.... ¡Ojalá! Tampoco por ser sofisticado. Estas cualidades que me plantea sólo podrían acabar siendo un inconveniente para un líder si su imagen fuera demasiado elitista porque lo alejaría socialmente. Y tener un aspecto demasiado reconocible tampoco es negativo, siempre que esa apariencia que se proyecte sea correcta y no esté descuidada. La dejadez del aspecto es el gran pecado de la clase política actual".
"A Zapatero se le veía más capaz cuando combinaba vaqueros oscuros con americanas y pasaba de la corbata. En cambio, la informalidad a Rubalcaba no le favorece nada"
Y, al contrario, ¿el feísmo tiene su público, gana algunos votos? "La política premia la seguridad. Puedes ser muy guapo y sentirte terriblemente inseguro o poseer una belleza menos convencional y sentirte irresistible. El atractivo jamás tuvo nada que ver con la belleza. Son cosas distintas. Cuando se habla de la erótica del poder, nadie exige que el deseado sea guapo".
Siguiente asunto: ¿qué hay de la informalidad? Qué ocurre con la sensación de torpeza que proyectan muchos políticos los sábados, cuando quieren dar una imagen desenfadada pero formal y sacan los vaqueros y la chaqueta de punto y... ¿Cuál suele ser el error? "El error es que los políticos, a veces, mal aconsejados y presionados, olvidan que para que una persona proyecte una buena imagen es esencial que se sienta cómoda, que se sienta ella misma. Vamos, que se lo crea. Algunos se disfrazan con el traje durante la semana y otros lo hacen el fin de semana cuando se colocan un 'jean' o un chino para un mitin con simpatizantes. Como no es su estilo, la actuación no es creíble. A Zapatero se le veía más capaz como presidente cuando combinaba sus vaqueros oscuros con americanas y pasaba de la corbata que cuando se enfundaba en un traje. En cambio, la informalidad a Rubalcaba no le favorece nada".
Y entre los políticos que se salen de lo esperado... Los que van al Congreso sin corbata, en camiseta, etcétera. ¿Cómo considerarlos, cómo definir cuándo aciertan y cuándo no? "De la imagen de un político no deberíamos hablar ni para bien ni para mal porque si así ocurre es porque la apariencia nos está distrayendo y no escuchamos lo realmente importante, la palabra. Esta debería ser la norma que nos rija. De todos modos, cuando uno acepta formar parte del sistema, acata una serie de principios conservadores y protocolarios estéticos no escritos en ninguna parte. Como todo en la vida, prima el sentido común. Es decir, hay muchos defensores de la corbata que no saben hacerse el nudo. Para eso, mejor que la dejen en casa porque el accesorio no está cumpliendo su función de proyectar seriedad. Llevar una camiseta (siempre que no sea una camiseta pancarta o con exceso de estampados) al congreso no tiene que ser negativo. Para algunos diputados de izquierda, más para las ecologistas, una camiseta de algodón 100% o lino (tejidos naturales), en verano, es una magnífica opción".