El papel de la esposa de un Embajador.

Las esposas, deben ser consideradas como una parte integral del Servicio Exterior y por la tanto, beneficiarse de los derechos y protección que le otorgan las leyes correspondientes.

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El Papel de la Esposa.

En el transcurso del presente trabajo, se ha expuesto de manera más o menos amplia, sobre cómo debe ser un funcionario del Servicio Exterior, sin importar el sexo.

En esta parte, es de justicia analizar el papel que juega el cónyuge del funcionario y en virtud de que por lo menos en lo que respecta al Servicio Exterior Mexicano, las funcionarias con rango diplomático o consular, alcanzan poco más del 25% del total, se hablará concretamente del desempeño de la esposa del funcionario comisionado en el extranjero.

En principio, debe afirmarse que las esposas, deben ser consideradas como una parte integral del Servicio Exterior y por la tanto, beneficiarse de los derechos y protección que le otorgan las leyes correspondientes; ya que su aportación para el buen éxito de las actividades de su cónyuge y de la misión, es muy valiosa; por lo que se les debe tener todas las consideraciones.

La esposa es una eficiente colaboradora de su pareja, desde el trabajo de empacar para un traslado, las labores de instalación en la nueva adscripción, el embellecimiento del hogar, el aprovisionamiento de productos necesarios para la casa; hasta el apoyo, moral e intelectual que puede ofrecer al funcionario. En este último aspecto, es necesario destacar que en virtud de que la consorte puede apreciar los asuntos desde un ángulo distinto, sus opiniones pueden tener un gran peso en las decisiones o en los juicios del funcionario.

Cuando por alguna razón el agente diplomático o consular, se muestra infeliz a insatisfecho con su trabajo, o en sus relaciones con los demás compañeros, la esposa se constituye en un apoyo moral invaluable y sus acciones pueden redundar en tranquilidad para la familia. Ahora bien, en términos generales la esposa no tiene otro estímulo que la satisfacción de poder contribuir con su cónyuge en su carrera.

Por otra parte, es importante tomar en cuenta las situaciones difíciles por las que pasa una esposa, vista en forma individual; pues el funcionario tiene obligaciones bien definidas por cumplir, así como un horario que respetar; en cambio la señora de la casa -sobre todo al principio-, se siente aislada y desubicada; a todo ello debe de sobreponerse con una gran voluntad y capacidad de adaptación.

Para algunas esposas tener que dejar su país de origen significa renunciar a sus nexos familiares y amigos; inclusive, ve disminuida la libertad de trabajar o de estudiar lo que quisiera y si al partir contaba con un alto nivel académico, o desempañaba una profesión, puede sentir la frustración de no poder ejercer sus conocimientos en otro lugar.

En resumen se puede agregar que, a la esposa de un funcionario del Servicio Exterior, se le exige mucho y sufre incomodidades u otros problemas, como casos de violencia y terrorismo en algunas ciudades y problemas de salud en ciertos lugares difíciles. En contraste con lo anterior, es justo expresar que también tiene la oportunidad de viajar y conocer muchos sitios, aprender varios idiomas y aumentar sus experiencias culturales. Es decir, que visto en forma positiva, puede gozar de "un estilo de vida único".

Del mismo modo, otros efectos como el aislamiento inicial, pueden irse subsanando en la medida en que la esposa se integre a la comunidad, en principio conformada por el personal de la misión y sus cónyuges; así como el cuerpo diplomático, con quienes podrá compartir actividades sociales, culturales y representativas. Sobre el particular, es necesario poner de relieve que en algunas misiones se dan situaciones de liderazgo, por parte de las esposas de funcionarios más antiguos en el puesto, o en el Servicio Exterior, o por parte del jefe de la misión. Esto es natural que suceda y es deseable en la medida en que sus acciones no vayan encaminadas a discriminar a determinada persona, ni que se vaya a emplear como medio de presión sobre el funcionario o su esposa, para que ésta colabore en todo lo que le piden las demás señoras.

La esposa del nuevo funcionario debe colaborar con las otras damas, convencida de que sus actividades son estrictamente voluntarias y ni siquiera por razones de jerarquía, debe sentirse obligada a servir a la esposa del jefe de su marido como dama de compañía o agente de compras. Pues habrá señoras que con todo derecho, quisieran dedicarse a sus actividades personales o familiares. Inclusive, hay mujeres esposas de jefes de misión, que pretenden hacer creer a los demás que también ellas son "embajadoras", o "consulesas" y reclaman para sí obediencia. Al respecto, se debe recordar que ninguna norma de ningún servicio exterior otorga por extensión el nombramiento a los cónyuges del funcionario.

De tal forma que no podríamos decir que a la esposa del ministro, se le deba llamar "ministra", que a la del consejero, se le llame "consejera", que a la cónyuge el Agregado Militar -que puede ostentar el rango de coronel, o de general-, se le deba llamar "coronela, o generala" y así sucesivamente.

En cuanto a los anhelos de superación personal, la esposa puede cubrirlos mediante el estudio de alguna disciplina del saber a su alcance, ya sea asistiendo a las instituciones educativas locales, o tomando algún curso por correspondencia; o bien, como en el caso de México, existe la posibilidad de estudiar carreras universitarias, por el sistema de "Universidad Abierta o a Distancia". Del mismo modo, puede canalizar sus inquietudes hacia el aprendizaje de idiomas, o al desarrollo de alguna disposición para las artes.

Por último, cabe destacar la participación de la esposa en las actividades representativas del funcionario, pues no son pocas las veces en que se involucra a la pareja para asistir a ciertos actos oficiales; así como en otras actividades sociales, para las cuales debe dedicar tiempo y cuidados en el arreglo personal. Como una consecuencia natural de las relaciones sociales establecidas, como el hecho de asistir a una recepción o comida, el funcionario más de una vez, debe corresponder, invitando a sus colegas con sus esposas; aquí debe decirse que para la dueña de casa representa preocupaciones extras y trabajo; lo que se debe dar por bien invertido, para que la reunión sea grata y se logre el propósito de la misma.

También viene al caso reiterar que, la esposa no recibe ninguna compensación, más bien queda expuesta a posibles críticas o comentarios de todo tipo. La esposa debe considerar que está dando su aportación, para que redunde en buena imagen del marido. En este aspecto el funcionario soltero, tiene una aparente ventaja, pues sus compromisos los resolverá de diferente manera; aunque posiblemente a un costo más elevado.

Visto lo anterior, se puede afirmar que el papel de la mujer como esposa y madre de familia, es muy importante y que su labor callada es tan meritoria como cualquiera otra; dado que contribuye a enaltecer el nombre del país que representa. Aún sin reconocimiento oficial, la esposa es una representante de las mujeres de su país, pues en el exterior se constituye en una muestra de la bondad, de la dulzura y de la abnegación de las madres mexicanos; así como en una exponente de la cultura y de las buenas costumbres nacionales.