Misiones extraordinarias para asistir a los funerales.

Representantes Extraordinarios tanto de Europa como de América y de Asia, expresan a S.M. la Reina Regente, Doña María Cristina sus condolencias.

Guía de Protocolo Diplomático.

 

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FUNERALES REGIOS EN MADRID.

Misiones extraordinarias para asistir a los funerales.

La dolorosa impresión que causó en el mundo entero el prematuro fallecimiento de S.M. el Rey Don Alfonso XII, se tradujo inmediatamente por el envío de Representantes Extraordinarios, portadores de expresivas cartas de Gabinete, en que los Soberanos y Jefes de los Estados amigos, tanto de Europa como de América y de Asia, expresaron a S.M. la Reina Regente, Doña María Cristina, el profundo pesar que había causado en sus ánimos tan inmensa desgracia.

Además de los funerales que por iniciativa particular de los españoles tuvieron lugar en París, Londres, Roma, Argel, El Cairo, Montevideo, Mogador, Napóles, Pau, Oloron, Caracas, Guatemala, Lima, Méjico, Washington, Nueva York y Tokio, Su Santidad hizo celebrar solemnes honras en la Capilla Sixtina; el Emperador de Austria y la Archiduquesa Isabel, en Viena; el Conde de París, en París; el Rey de Portugal, en la Capilla de su Palacio de la Ajuda, y los Conventos españoles en Jerusalén y Constantinopla, asistiendo en todas partes, sin excepción, a estas honras fúnebres, el Gobierno y las Autoridades de la ciudad en que tuvieron lugar, siendo notabilísimas las muestras de viva simpatía y de sincero sentimiento que han dado a España en su luto nacional los Gobiernos de las Repúblicas hispanoamericanas y la prensa toda de aquellos pueblos hermanos.

Es digna de especial mención la conducta de la Corte del Japón que, en cuanto supo la triste noticia, no sólo ordenó un luto de Corte, cosa nunca vista, puesto que el luto lo toman las Cortes de los Príncipes cristianos a quienes se da el dictado de Hermanos o de Primos, sólo entre ellos, y nunca por los Príncipes no cristianos, a los que no se les da ninguno de estos dictados, sino el de Grande y Buen Amigo. Pero no solamente se ordenó el luto, sino que el Emperador envió desde Tokio a Yokoama un alto dignatario de su Casa, para que diera, en su nombre, el pésame al Encargado de Negocios de España, haciendo trasportar hasta dicho punto las carrozas de gala de su Corte, para dar mayor solemnidad al acto. Todo tan rápidamente pensado y ejecutado, que el Excmo. Sr. Marqués de Hachisuka, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de S.M. el Emperador del Japón en Madrid, participó al Ministerio de Estado, en una nota del 29 de Noviembre de 1885, que la Corte de Tokio vestiría de luto durante tres semanas, a contar desde el 28 del mismo mes; es decir, tres días después del fallecimiento de S.M.

Casi todas las cartas de Gabinete de que fueron portadores los Enviados Extraordinarios tienen la fecha de 27 de Noviembre, lo que prueba la espontaneidad con que se decidió en todas partes el enviar Embajadas especiales para que asistieran, en representación de sus respectivos Soberanos, a los funerales que tuvieron lugar en Madrid el 12 de Diciembre de 1885.