El protocolo militar adaptado a las exigencias de la sociedad

Antes, la vida militar del profesional de las Fuerzas Armadas le ocupaba todo el día, desde el amanecer hasta las horas más íntimas y hogareñas de la noche

 

Protocolo militar. El protocolo militar adaptado a las exigencias de la sociedad. Entrega de Reales Despachos de Empleo en la Academia General Militar foto base Casa de S.M. el Rey

Fuerzas Armadas. Protocolo militar

El protocolo militar adaptado a las exigencias de la sociedad

Como Director de Protocolo del Ministerio de Defensa de España, lidero un equipo de personas dedicadas en cuerpo y alma a la gestión integral de este tipo de proyectos. Entre mis cometidos, tengo la responsabilidad de dirigir y coordinar la organización y el desarrollo de los eventos que se realizan en el Departamento de Defensa y, en la medida en que afecten a las Fuerzas Armadas y a las autoridades del Ministerio o de entidad similar o superior (Jefatura del Estado, Presidencia del Gobierno, otros poderes de la Nación, otros ministerios, etc.), los que se desarrollan en el seno del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, así como del Estado Mayor de la Defensa.

Además, mi departamento tiene la responsabilidad de establecer las directrices en materia de ceremonial, protocolo y organización de actos en las Fuerzas Armadas.

Permítame, antes de nada, hacer un preámbulo histórico.

Preámbulo histórico

Remontándonos al siglo pasado, en el camino hacia la democracia que emprendió España en 1975, hoy felizmente consolidado, podemos decir con orgullo que nuestro país se ha incorporado hace tiempo plenamente al concierto de las naciones del primer mundo. Entre las instituciones que también iniciaron ese camino, con disciplina y lealtad a la Nación, están las Fuerzas Armadas, hoy por completo al servicio de la sociedad, a la que sirven y de la que se nutren. Por tanto, podemos afirmar desde el principio que el protocolo militar es fiel reflejo de las exigencias, o de los mandatos de la sociedad, a la que pertenecemos plenamente.

Las Fuerzas Armadas sufrieron un proceso de modernización desde la muerte de Franco hasta finales del siglo XX que han hecho del estamento militar una de las instituciones más modernas de la sociedad. Los militares somos, ahora más que nunca, conscientes no sólo de que de nuestra misión es de servicio al ciudadano, por el que trabajamos a diario (el general Casas de la Vega, historiador y poeta, en uno de sus poemas más hermosos, dentro del libro "Dejadles descansar en el silencio" describía en unos pocos versos la razón final de los Ejércitos: "He venido a luchar porque florezcan las rosas en tu suelo, ...porque no vengan otros a tomar lo que es nuestro, ...porque crezcan tus hijos y mis hijos sin miedo"), sino de que ese servicio se presta formando parte, sin tapujos, de esa misma sociedad.

Por otra parte, como no puede ser de otro modo, las Fuerzas Armadas están subordinadas a los poderes públicos a través del Gobierno de la Nación y de la Jefatura del Estado (recordemos que Su Majestad el Rey es el Jefe supremo de las Fuerzas Armadas españolas). Con todo lo anterior en cuenta, podemos decir que forma parte de nuestras obligaciones colaborar con la sociedad en todo aquello para lo que se nos necesite, dentro del marco de la legalidad vigente.

La estructura militar, tradicionalmente encerrado en sí mismo, ha sufrido en los últimos decenios, por tanto, una enorme transformación. No sólo modernizando sus estructuras, sino pasando de un servicio militar de reclutamiento forzoso a estar plenamente profesionalizado.

Así, la vida militar, tradicionalmente endógena, se ha transformado en abierta y cercana, muy próxima al resto de la sociedad.

Antes, la vida militar del profesional de las Fuerzas Armadas le ocupaba todo el día, desde el amanecer hasta las horas más íntimas y hogareñas de la noche. Así, no era extraño que el militar estuviese de uniforme incluso en su casa, bien finalizada la jornada laboral.

Las razones para ello quizá no vengan al caso. Baste decir que eran motivos de tipo socioeconómico. Lo que sí es cierto es que, por culpa de ellas, el estamento militar, tanto antes de la dictadura como durante ella, estaba encerrado en sí mismo y se construyó su propia sociedad, compuesta por elementos tales como viviendas, economatos, farmacias, etc., todos ellos de carácter militar y diferenciados del resto. Es decir, auténticas barriadas diferenciadas que permitían, con precios sustancialmente más bajos, disimular lo escaso de sus emolumentos.

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Proceso de modernización de las Fuerzas Armadas

El final de la dictadura, el inicio de la democracia, el advenimiento del estado de derecho y una fuerte disciplina dentro de las filas de las Fuerzas Armadas, no exentas de alguna sonada excepción afortunadamente fallida, hicieron que esta institución sufriese un proceso de modernización que la ha convertido en una de las más modernas de la sociedad actual.

Esta apertura a la sociedad, de la que formamos parte, ha hecho que los miembros civiles de esa sociedad nos vean como un elemento cotidiano al que, a través de los organismos pertinentes, se le solicita la colaboración en la seguridad de que estamos dispuestos a colaborar con los acontecimientos y actos de carácter civil que se nos pida u ordene. A ello, y a dar los mejor de nosotros mismos en el lugar del Mundo en que se nos necesite, como han demostrado las vidas de nuestros compañeros fallecidos allende nuestras fronteras en diversas misiones, a los que me permito rendir hoy un pequeño homenaje.

En base a esta participación, en mi país, es muy frecuente ahora confundir determinados actos y celebraciones estatales del Gobierno de la Nación o de la Jefatura del Estado con un acontecimiento de carácter militar.

Fiesta Nacional frente al Día de las Fuerzas Armadas

Un ejemplo que se me viene a la cabeza es, para mí, muy claro. Por otra parte, está íntimamente ligado al continente en que nos encontramos: la celebración del Día de la Fiesta Nacional de España, que se celebra con ocasión del llamado Día de la Hispanidad: el 12 de octubre.

Hasta 1995, a penas 10 años atrás, en España se celebraba esta fiesta con carácter oficial en un pequeño, aunque emotivo acto en la Plaza de la Lealtad de Madrid, la capital del Reino, seguida por una recepción real en Palacio.

Sin embargo, otra celebración de carácter más reducido, que había sufrido varias transformaciones y diversos formatos: el Día de las Fuerzas Armadas, se celebraba, permítanme la expresión, "a bombo y platillo", con una parada militar en pleno Paso de la Castellana, famosa avenida madrileña que cruza de norte a sur la capital de España.

Pues bien, la sociedad demandaba un cambio. La celebración "por todo lo alto" del Día de las Fuerzas Armadas, frente a la Fiesta Nacional, con un pequeño acto en un sitio céntrico, pero reducido de la capital, era un sinsentido.

Así, la propia sociedad, a través del Gobierno de la Nación y la Jefatura del Estado, estimó más oportuno hacer del primero un acto itinerante, ofreciendo las Fuerzas Armadas, año a año, en diversas capitales o poblaciones, a la sociedad a la que sirven, acudiendo al lugar de origen de cada ciudadano a celebrar con él nuestra fiesta militar, y dar a la Fiesta Nacional el carácter global que le corresponde, pasando así a modificarse la filosofía de ambos actos, adaptando y aceptando la demanda de la sociedad, de modo que, desde 1996, lo que comúnmente conocemos como la "Fiesta del 12 de octubre" se celebra, al menos por ahora, con una serie de actos cuyo centro gravita sobre una parada militar completa por el mismo Paseo de la Castellana, que da cita a más de 200.000 personas por las calles, amén de un gran número de telespectadores. Este acto central, que acoge a las principales autoridades de la nación, autonómicas y provinciales, permite que se celebren, además, permite la celebración de una serie de otros actos como son almuerzos de presidentes de comunidades y asambleas legislativas autónomas, delegados del gobierno en las comunidades autónomas y alcaldes de las capitales de provincias.

Además, el día se ve coronado, nunca mejor dicho, por una recepción en el Palacio Real a cargo de Sus Majestades los Reyes de España a diversos estamentos de la sociedad: políticos, el llamado mundo de la cultura, empresarios, militares, etc.

Este acto central al que me he referido inicialmente, tiene un fuerte componente militar. De hecho, está coordinado, dirigido y ejecutado por el Ministerio de Defensa; Es, decir, por quien les habla, junto con el fenomenal equipo que tengo el orgullo de dirigir.