Propuesta investidura Doctor Honoris Causa: Pedro Almodóvar. Consideraciones

La figura y el trabajo de Pedro Almodóvar son suficientemente conocidos como para justificar una presentación extensa

 

Pedro Almodóvar. Ceremonia Doctor Honoris Causa: Pedro Almodóvar foto base Cine Premiere México

Ceremonia nombramiento Doctor Honoris Causa: Pedro Almodóvar

Texto presentado por D. José Antonio Sánchez Decano de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca ante la Junta de Gobierno de 21 de Diciembre de 1998.

La figura y el trabajo de Pedro Almodóvar son suficientemente conocidos como para justificar una presentación extensa. Nacido en Calzada de Calatrava (Ciudad Real) y formado en Extremadura, Almodóvar ha logrado ganar un lugar propio en la escena cinematográfica internacional gracias a su trabajo y a su genio, y sin renegar, sino más bien todo lo contrario, de sus orígenes españoles y castellano-extremeños, cautivar a los públicos de Europa y, sobre todo, de Estados Unidos, divirtiendo con su cine a aquellos que consideran el arte cinematográfico (bien es cierto que con parte de razón) como patrimonio exclusivo de su país.

Aún a estas alturas del siglo hay muchos que se resisten a aceptar que el cine sea un arte.

Pertenecen probablemente al género de los "apocalípticos", término que acuñó en los años sesenta Umberto Eco, uno de nuestros más brillantes "honoris causa", para referirse a los críticos de la denominada cultura de masas. La consideración de la dimensión industrial y su pertenencia al ámbito del entretenimiento justifican algunas de tales reticencias, a lo que se une la desproporción entre los millones de kilómetros de celuloide filmados y proyectados y los escasos miles de metros que contienen realmente arte. Pero esta desproporción no es menor en el ámbito de las artes tradicionales, a la vista de lo que se vende como arte o se justifica como cultura. Algo más de cien años han sido suficientes para demostrar con obras y no sólo con argumentos que si bien el cine es un arte diverso, no cabe duda de que es un arte, concretamente el séptimo.

El arte de Pedro Almodóvar se plasma en doce largometrajes y varias películas de diversa duración, muchas de ellas realizadas a finales de los sesenta, cuando Almodóvar, como tantos otros emigrantes castellano-manchegos y extremeños, luchaba por abrirse paso en la capital, aceptando trabajos de muy diversa índole hasta conseguir su primer empleo "serio" en Telefónica, mientras en paralelo rodaba en superocho, hacía teatro y establecía relaciones de complicidad con quienes habrían de ser los protagonistas de la futura movida madrileña.

En plena ebullición de la movida surgieron sus primeros largometrajes -Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), Laberinto de pasiones (1982) o ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984)-, loco reflejo del ambiente libertario de los años más entusiastas de la transición, reinterpretada por medio de una imaginación sin complejos. La consagración de Pedro Almodóvar está asociada al éxito internacional de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1987), con la que el cineasta manchego conquistó el país del cine. Se suceden a partir de entonces sus películas más logradas: Átame (1989), Tacones lejanos (1991), La flor de mi secreto (1995) y Carne trémula (1997); Almodóvar, plenamente definida su estética y su estilo narrativo, domina ya a la perfección los instrumentos formales e industriales de su medio.

Se suceden también a partir de entonces los premios en festivales, entre los que habría que destacar el Premio Orson Welles (1989) o el Golfinho d'Ouro (1994), así como las distinciones institucionales: Manchego del año en 1989, Premio Nacional de cinematografía en 1990, Oficial de la Orden de las Artes y de las Letras del Ministerio de Cultura Francés, Medalla de Oro de Castilla-La Mancha (1997), Caballero de la Legión de Honor (1997) y Medalla de las Bellas Artes (1998).

La Facultad de Bellas Artes de Cuenca ha formulado la propuesta de nombrar a Pedro Almodóvar Doctor Honoris Causa por el convencimiento de su claustro de encontrarse frente a un artista consolidado, y por la voluntad de no quedar al margen del fructífero diálogo entre los "apocalípticos" y los no "integrados", pues si bien el arte moriría de ser plena su integración, no moriría menos de encerrarse en la torre vigía de los apocalipsis una y otra vez anunciados.

Para la Facultad de Bellas Artes de Cuenca el séptimo arte no sólo es un arte. Desde su fundación integra la docencia de los lenguajes audiovisuales en su plan de estudios y apuesta por una potenciación de ellos en el futuro, consciente de que no sólo de pintura viven los licenciados en Bellas Artes y de que es pintura todo lo que es arte. La intención de la Facultad de prestar especial atención a la práctica artística asociada al mundo de la comunicación se ha concretado ya en la consolidación de un equipo de investigación en este ámbito que ha accedido a fondos de financiación externa, así como en diversos proyectos que en los próximos años deben dar lugar a importantes transformaciones en la docencia y la investigación de algunas de las siete artes y las que aún haya que añadir.

De modo que tras inaugurar la nueva Facultad con un homenaje a don Antonio Saura, a quien los profesores y artistas de Cuenca reconocen y reconocerán como maestro, parece oportuno mirar hacia el otro extremo de la jerarquía de las artes y homenajear ahora a otro artista, no tan mayor y por tanto aparentemente no tan honorable, pero con méritos suficientes para avalar la propuesta, seguros de que la devoción por el cine no empañará la devoción por la pintura.

José A. Sánchez, Decano de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca.

Ciudad Real, 21 de diciembre de 1998.